Las calles amanecían desiertas. Incluso la avenida marítima parecía presagiar lo que iba a ocurrir: una gigantesca serpiente multicolor invadía la ciudad. Desde las 9 de la mañana se cerraba el tráfico en algunas de las principales arterias circulatorias para que la tercera fiesta de la bicicleta fuera eso, una fiesta. Y como toda celebración, hay que inmortalizarla.Ciclistas hay de todo tipo. Algunos incluso parece que van en moto, con un casco que también impresiona.
Están los pedalean solos... y los que no pedalean.Los que están orgullosos de sus bicicletas... y los que no.El evento pretende crear una ciudad más amable y sostenible. Prescindir del coche es sencillo. Sin humos y sin mirar el precio de la gasolina, en bicicleta la vida sobre ruedas.