En el Polvorín 200 familias viven gracias al banco de alimentos
Dos litros de leche, caldo, legumbres... los voluntarios trabajan con prisa para llenar las bolsas. Más de 200 familias del Polvorín están inscritas y esperan ya por su ayuda. Ellos conocen sus necesidades, también viven en el barrio.
Vehículo y combustible también corre de su bolsillo. Es la única manera de que toda esta comida, procedente del banco de alimentos, llegue a su destino. Sólo en esta calle una veintena de familias están pendientes del reparto. Hoy, además, hay tomates frescos y yogures.
Las bolsas llegan puntualmente cada quince días, pero la comida no dura hasta el reparto siguiente.Es el drama que se repite en numerosos puntos de las islas: miles de familias, la mayoría personas muy mayores, que dependen para comer de la solidaridad de los demás.
