El cartel aún calcinado nos muestra lo que se vivió en el Parque Nacional de Garajonay el verano pasado. Todo continúa teñido de negro. En medio de los árboles quemados nos encontramos con este grupo de ecologistas y gente anónima de todas las nacionalidades, siembran, de nuevo, vida.Muchos de los que hoy están aquí participaron en las labores de extinción. Y por eso todo esfuerzo es poco para que vuelva a ser el de antes.