Quien le iba a decir a Benjamín Castro, barbero hasta su muerte en Santa Lucía, que su sillón importado de Norteamérica hace 200 años, el más antiguo conservado en el sureste grancanario, sería algún día la estrella de la Romería del Pino. De esta manera el municipio rinde tributo a un oficio tradicional del que quedan muy pocos ejemplos.
La tijera, la maquinilla, la navaja, el peine, la brocha incluso el Floid, lo que hoy vendría a ser el after shave, recordarán a los asistentes a la romería de la Patrona que aquellos viejos barberos no sólo afeitaban. Los materiales de la carreta son reciclados de otros años, y no sólo se trabaja pensando en que ésta recuerde a una barbería de antaño, sino también en las bestias que tendrán que pasearla por las calles de Teror. Un barbero de 80 años irá sobre esta carreta afeitando a los valientes que el 7 de septiembre se den cita en la villa mariana.