Aterrizamos en Casablanca a sólo dos horas y media de vuelo desde Gran Canaria. Con más de seis millones de habitantes, la ciudad es un ir y venir de gente y sobre todo de coches, cruzar sus calles es toda una aventura como descubrir sus riquezas arquitectónicas, la más imponente la Mezquita de Hassan Segundo, punto de encuentro estos días de jóvenes estudiantes marroquíes, que preparan sus exámenes de fin de curso. A sólo 90 kilómetros de Casablanca, en Rabat, encontramos otra de las joyas arquitectónicas del país, el Mausoleo de Mohamed V, donde son enterrados los Reyes marroquíes y el Minarete del siglo 13, de la llamada Mezquita Inconclusa de la que sólo se llegaron a poner las columnas. Otro tesoro marroquí es su gastronomía, donde no faltan las especias y el cordero... Y después, perderse por las calles de la Medina, la zona antigua, escuchando su música...El nuevo Marruecos, sigue creciendo en la costa con terrazas y paseos... y hasta los más pequeños quieren saludar al turista.
