Gorro puesto, flotador preparado y pequeños al agua. Los bebés pierden el miedo a nadar con ejercicios fáciles, pero efectivos.
Aunque han pasado nueve meses flotando en el vientre de sus madres, es importante que también sepan hacerlo aquí, por si hay algún imprevisto cerca del agua. Ellas saben que esta actividad tiene más beneficios de lo que puede parecer.
Los lazos afectivos también se refuerzan.
Algunos todavía no se han hecho a la piscina, pero poco a poco le van cogiendo el gusto.
Hoy es con sus madres, pero quién sabe si mañana estos pequeños serán nadadores profesionales.