El novillero Álvaro Lorenzo

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FERIA DE SAN ISIDRO 2016 | 09 DE MAYO

Los novilleros pasan un agrio examen final en Las Ventas

Tres de los novilleros más importantes del momento,Álvaro Lorenzo, Ginés Marín y Varea se despidieron del escalafón menor en Las Ventas, sometidos a un agrio examen final por el mal juego del ganado y el desapacible ambiente de la tarde.

Antes de doctorarse en tauromaquia, lo que sucederá con sus respectivas alternativas previstas para el próximo fin de semana en la ciudad francesa de Nimes, los tres novilleros más importantes del momento fueron sometidos a un agrio examen final en plena feria de San Isidro.

Los tres hicieron un mal viaje de fin de carrera hacia Madrid para presentarse ante la 'cátedra', sin fiestas pero sin poder obtener tampoco una alta calificación que les subiera la media de su destacado paso por el escalafón menor.

Ni la tarde, fría, lluviosa y con un molesto viento que impidió el buen manejo de los trastos, ni el 'profesorado' del tendido, tan mal encarado como sucede tradicionalmente los lunes de San Isidro, fueron el mejor contexto para que los novilleros lucieran sus conocimientos ante una novillada que, además, dio un pésimo juego.

En los primeros turnos ninguno de los tres pudo sacar nada lucido ante otros tantos animales débiles y desrazados, aunque el castellonense Varea aún pudo cuajar un buen saludo a la verónica al sobrero de José Vázquez, pero al que luego no logró sostener en pie con la muleta.

Pero más dura iba a ser la prueba con los tres últimos utreros, que fueron además los más seriamente armados del sexteto y que sacaron complicaciones derivadas del genio y de la mansedumbre.

El cuarto midió todas y cada una de sus embestidas, pero desde el primer momento Álvaro Lorenzo se impuso con firmeza y sin una sola duda, sometiéndolo con poder con una muleta que nunca le dio al animal más opciones que las de seguir sus órdenes.

Sólo al final de faena, y después de que se diera a un sereno arrimón, hubo un mínimo descuido del novillero que aprovechó el utrero para prenderle, derribarle y buscarle con saña en la arena, sin que el percance tuviera, insospechadamente, mayores consecuencias.

Fue faena de mérito, de novillero cuajado y seguro, que sólo el presidente se negó a premiar en justicia, negando la concesión de una más que merecida oreja. Aun así, la de Lorenzo fue la actuación de nota más alta del test madrileño.

El castellonense Varea también anduvo cerca del premio, pero pinchó varias veces después de haberle sacado al sexto una docena de naturales de calidad y buen pulso, a base de atacar y de asentarse férreamente ante un utrero de poca raza y casi siempre renuente a atacar.

Pero las preguntas más enrevesadas fueron las que planteó el quinto, un novillo con genio y sentido, al que Ginés Marín aguantó sin afligirse coladas y tornillazos, en una faena larga que fue apagándose y en la que el extremeño se impuso sin lograr la brillantez alcanzada en todas las evaluaciones anteriores.

FICHA DEL FESTEJO:

Álvaro Lorenzo:(silencio tras aviso);(vuelta al ruedo tras petición de oreja).

Ginés Marín:(silencio);(silencio)

Varea: (silencio);(ovación tras aviso).

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