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PROYECTO COMISARÍAS EUROPEAS

Policías franceses, portugueses y españoles vigilan juntos las calles durante esta Semana Santa

Durante esta Semana Santa tres agentes galos vigilan el centro de Madrid con sus compañeros de la Policía Nacional y otros dos de Portugal hacen lo propio en Torremolinos para atender a sus compatriotas en la lengua materna.

Los turistas franceses que pasean esta Semana Santa por Madrid se sienten más en casa cuando, sorprendidos, ven a un policía compatriota patrullando con un español, una iniciativa europea con vocación de ayudar al visitante pero que también enseña a los agentes cómo se trabaja en otros países.

Se trata del proyecto Comisarías Europeas, por el cual cada año se hacen intercambios de policías que acuden en periodo vacacional a zonas turísticas de otros países para ayudar a sus nacionales en un país cuya lengua y modos de proceder desconocen.

En España, esta Semana Santa tres agentes galos vigilan el centro de Madrid con sus compañeros de la Policía Nacional y otros dos de la PSP de Portugal hacen lo propio en Torremolinos (Málaga) para atender a los estudiantes lusos en viaje de estudios.

Esta mañana, los tres galos de Lyon, París y Pau compartían sus experiencias vestidos con sus respectivos uniformes y armados con sus armas reglamentarias, ante las atentas miradas de curiosos y algunos francoparlantes que se acercaban a averiguar qué les trae por España.

"Preguntan mucho qué hacemos trabajando aquí", explicaba en un correcto castellano Serge Deboulle, agente de Lyon que probó la experiencia con la visita del papa en 2011 y desde entonces viene cada año a Madrid y Málaga.

Durante su tiempo en España, concentran sus actuaciones en atender a extranjeros víctimas de hurtos y otros delitos, normalmente menores, aunque en la mayoría de las ocasiones ejercen de informadores turísticos guiando a los franceses por las calles de la capital, según confiesan ellos mismos.

"Te sientes más seguro si tienes alguien al lado al que preguntar", afirmaba el padre de una familia francesa residente en Alicante que se ha acercado esta mañana a los franceses extrañado al ver el escudo de la Gendarmería gala en los uniformes.

Aparte de tranquilizar al turista, estos policías aprenden los unos de los otros durante su intercambio laboral, especialmente en lo que respecta a las diferentes legislaciones que operan en los distintos países europeos.

"Te pone en tu lugar en el mundo y ves cómo no todo se hace igual en los diferentes países", afirma Óscar Carrión, jefe de Seguridad Ciudadana del distrito Centro que ha tenido la ocasión de compartir experiencias con policías extranjeros.

Los agentes españoles se sorprenden así de la manera de trabajar de otros compatriotas europeos en las pequeñas actuaciones del día a día, que varían dependiendo de los países. En unos casos son más restrictivas y no pueden, por ejemplo, registrar un coche, pero en otros se tornan más laxas y son capaces de hacer cosas que en España están prohibidas, como pinchar un teléfono durante unos días sin orden judicial.

De esta manera, una iniciativa financiada con fondos europeos y mediante la cual policías españoles también viajan a otros países para asistir al visitante español (lo hacen a Eurodisney, festivales de Nimes y Arles y zonas turísticas de Portugal) se convierte en una ocasión para compartir maneras de trabajar y estrechar lazos, aunque el trabajo del día a día es, básicamente, el mismo. "El uniforme no es igual, pero el trabajo sí", resume Pierre Augusto, gendarme de Pau, que se estrena este año en Madrid pero ya está deseando repetir.

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