Una frase permitió centrar la búsqueda del pederasta de Ciudad Lineal en Antonio Ortiz. El policía que se fijó en esa frase lo hizo en un papel ya amarillento
por el paso del tiempo. En 1998 Ortiz se la había dicho a una niña a la que había
agredido y 16 años después la repetía para abordar a su última víctima. Era su firma.
"Vamos a gastarle una broma, vamos a gastarle una broma. Es muy raro que con tanta diferencia de años, en un caso tan concreto, alguien pueda decir la misma frase", opina el inspector jefe de Policía Nacional responsable del caso.
La Policía investigaba media docena de agresiones sexuales a niñas pequeñas
en Madrid. Un trabajo contra el reloj: se enfrentaban a un pederasta en serie
que volvería a actuar. "Y es difícil tener paciencia cuando vas viendo que suceden algunos de los casos. La investigación iba avanzando, iba a dar sus frutos, pero todavía no había llegado el momento y eso es lo que te llegaba al alma, la posibilidad de que hubiese más víctimas sin que todavía hubieses llegado a solventarlo", afirma.
Tras la detención de Antonio Ortiz, los policías le tuvieron, por fin, frente
a frente. "Tenía conciencia de que se le había cogido, que sabía a lo que se estaba enfrentando. Hay una frase concreta que dijo que era: si finalmente me condenan me suicidaré", explica el responsable de la investigación.
Un tribunal ha condenado ahora a Ortiz a setenta años de prisión por cuatro
agresiones sexuales a niñas. Tenían entre cinco y nueve años de edad.
El
policía que le persiguió tiene ahora un nuevo destino.