El papa Francisco ha presidido desde la Basílica de San Pedro del Vaticano la solemne Adoración Eucarística, a la que estaban llamadas a participar al mismo tiempo todas las diócesis del mundo con sus respectivas catedrales.
Con este acto, de una hora de duración, el Papa quiso ponerse al frente de un rezo global unísono, en la primera iniciativa de este tipo que se hace en la Iglesia Católica, coincidiendo además con la celebración del 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.
El pontífice portaba un báculo pastoral que usó Pio IX y que también utilizó Benedicto XIV en la segunda parte de su Pontificado. El acto, al que están convocados los católicos de todos los rincones del planeta, tuvo como gran protagonista el silencio en el que se desarrollaron los rezos particulares de cada asistente, intercalados con distintas lecturas bíblicas que se recitaron con la música de fondo de un arpa.
Según explicó el presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, esto sirve para dar muestra de la "unidad" de la Iglesia: "Hemos tenido una adhesión masiva a esta iniciativa que se ha extendido más allá de las catedrales y ha implicado a conferencias episcopales, parroquias, congregaciones religiosas, especialmente los monasterios de clausura, y las asociaciones".
En España, este evento se ha vivido de diversas maneras en cada uno de los puntos del mapa nacional. Valencia, Pontevedra, Palencia y Sevilla, entre otros lugares.
