Mujeres en el espejo

Irene Villa: "Tú decides si quedarte ahí llorando o avanzar. Yo creo que la vida va de avanzar"

Irene Villa se sienta en nuestro Mujeres en el Espejo. Con 12 años fue víctima de un ataque terrorista de ETA. Ella y su madre sufrieron importantes amputaciones. Irene es hoy una mujer profesional, independiente, que comparte con el mundo sus experiencias para ayudar a otros a superar situaciones como la que ella tuvo que vivir.

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Irene VillaGonzález, psicóloga y periodista, llega con una amplia sonrisa a su cita con Mujeres en el Espejo en el Hospital Gómez Ulla. "Los hospitales -dice-, son como mi segunda casa". Y no es extraño. Desde los 12 años, cuando sufrió un ataque terrorista de ETA que le seccionó las piernas y parte de una mano, ha sufrido innumerables intervenciones quirúrgicas hasta que consiguió poder andar por sus propios medios.

Hoy, con 44 años, es una mujer incansable, decidida, preparada y deportista que ha creado fundaciones, que da conferencias sobre la superación y que sonríe incluso cuando la vida se lo pone muy difícil.

RESPUESTA.- Os he traído al Gómez Ulla, un hospital para mí maravilloso, con una gente increíble, porque aquí volví a nacer hace casi 31 años. Para mí son ángeles en la Tierra.

"Irene Villa nos lleva al hospital en el que volvió a nacer tras el atentado"

P.- Aquí llegas con 12 años después de haber sufrido un atentado, ¿cómo lo vive una niña de 12 años?

R.- Primero alucinando, que porqué nos ha ocurrido esto tan dramático y terrorífico. Pero hay mucha gente también que está aquí en el hospital sufriendo por todo tipo de cosas y nadie les da tanto apoyo, cariño y amor como a mí. Porqué. Y ahí fui consciente de que claro, aquel atentado conmocionó a la opinión pública en general.

P.- ¿Sientes la explosión? ¿recuerdas ese momento?

R.- Lo único que recuerdo es que antes de subir al coche, yo le dije a mi madre "¿y si nos han puesto una bomba?" y ella dijo: "hija, eso se lo ponen a la gente importante y tú y yo no somos nadie". Y eso es lo único que recuerdo.

"Me enteré de que había perdido las piernas sola, cuando levanté la sábana"

P.- ¿Cuándo eres consciente de que has perdido las piernas y parte de una mano?

R.- Yo me enteré yo sola, levantando la sábana, viendo que allí falta la mitad y mi padre se fue llorando de la habitación y una vecina fue la que me dijo: "no tienes piernas".

P.- Cómo se puede sonreír ante eso?

R.- Tuve la suerte de que mi madre pensó que me habían matado. Al saber que yo estaba viva fue un motor. Te puedo decir que impulsó a toda la familia a la felicidad, a la alegría, a la no queja, al no victimismo, al estamos aquí y vamos a dar las gracias.

"Mi madre impulsó a toda la familia a la felicidad y a la alegría, a la no queja"

P.- Parece mentira que un atentado tan trágico como aquel, en tu caso se convirtiera un poco en un motor para superarte y para desarrollar una carrera académica tremenda: tres carreras, tres másteres...

R.- Tú decides. Si quedarte ahí llorando y lamentándote y autocomplaciéndote o utilizar todo para avanzar. Y yo creo que la vida va de avanzar todo.

"Tú decides si quedarte ahí llorando o avanzar. Yo creo que la vida va de avanzar"

P.- Hay personas que no pueden ver las imágenes de un accidente que han sufrido o un golpe. Tú sin embargo utilizas esas imágenes en tus charlas. ¿Cuándo las ves por primera vez y qué te produjeron?

R.- Las imágenes me costó verlas pero porque no me dejaban verlas. Pues cuando las vi dije: "Madre mía, ¡qué milagro!"

"El premio más emotivo me lo dio Lady Di por sonreír en el peor momento de mi vida"

P.- Te han dado muchísimos premios... ¿cuán es el que más te ha llegado?

R.- Pues yo creo que el más emocionante fue precisamente el de Lady Di, porque había niños que habían hecho proezas y yo decía: "yo no he hecho nada". Luego me he dado cuenta que sonreír en el peor momento de tu vida es digno de premio.

Así que ese premio lo tengo en un lugar privilegiado de mi casa.

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