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ANÁLISIS DEL AUTO DEL JUEZ LAÍN
Frío, calculador y ansioso de venganza. Así es José Bretón
El juez Rodríguez Laín define a José Bretón como frío y calculador, capaz de encender una hoguera y marcharse de la finca para organizar su coartada. En Espejo Oúblico analizamos con detalle el auto del juez.
El juez Rodríguez Laín deja patente en el auto su desconfianza plena hacía José Bretón desde el comienzo de la investigación. Muestra a un Bretón metódico y calculador, de quien sospechaba desde un principio que había prendido la hoguera por un motivo más allá que el de quemar simplemente ropa y apuntes de Ruth. "Era evidente que la hoguera tenía alguna razón de ser, pensándose en una etiología simbólica que difícilmente casaba con el perfil del encartado, o incluso en una especie de trampa tendente a despistar la investigación por otros derroteros".
El magistrado presenta al padre de los niños como una persona fría, capaz de preparar un meticuloso plan para deshacerse de sus propios hijos. Abrigado por la imposibilidad de ser visto por nadie, destaca Rodríguez Lainz, prepara al detalle la hoguera. Es tal la confianza que tiene en sí mismo que ni siquiera recoje los restos de la pira, ansioso por continuar con su coartada. "El encartado partiría de la posibilidad de que su coartada le saliera bien, con lo que tendría cualquier momento la posibilidad de pasarse por la parcela, recoger las cenizas, esparcirlas poco a poco por la misma parcela o cualquier otro lugar, sin posibilidad alguna de ser descubierto. De ahí que, al sentirse acorralado mostrara un especial interés por ocultar que estuvo en el interior de la parcela durante la sobremesa".
Las estratagemas de Bretón no han convencido nunca al magistrado. Mucho menos ahora con la confirmación de que los huesos hallados en la hoguera son de origen humano. Una dura realidad en la que no cabe otra posibilidad para el juez salvo que esos restos pertenezcan a Ruth y José. "Evidentemente el encartado no contaría con restos humanos de origen desconocido de niños de esas edades a su disposición para dejarlos en la hoguera coincidiendo con la pérdida accidental de sus hijos. No tendría mucho sentido auto-imputarse la muerte de dos niños desconocidos y encima la desaparición de los suyos propios".
Desmonta así el magistrado la defensa de José Bretón. Nadie más que él pudo ser capaz de actuar con tanta frialdad. "Pensar en que alguien llegara a conocer que José habría prendido una hoguera, y que lo siguiera hasta el Parque Cruz Conde para en su único descuido secuestralos, matarlos, llevar los cadáveres hasta la parcela y luego quemarlos en la hoguera prendida por José, para echarle la culpa de su muerte, no alcanza ni el nivel de simple fantasía".
Pero Rodríguez Laín va más allá. Muestra a un José Bretón capaz de aprovecharse de la confianza plena de sus hijos para realizar su macabro plan. "Pensar en la situación de posible defensa en dos niños de 2 y 6 años de edad, a la postre hijos del encartado, y quienes tendrían su total confianza de que algo tan atroz no pudiera llegar a sueder nunca, es simplemente inaceptable. Esa relación de parentesco habría sido buscada por el encartado como forma de materializar su venganza contra su todavía esposa".
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