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'Grace y Frankie', así ha sido la emotiva despedida de Jane Fonda

Durante siete temporadas han sido las mejores amigas. En su final, Jane Fonda y Lily Tomlin demuestran que la edad no está reñida con las ganas de vivir. Ya en Netflix.

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''Cuando estamos juntas somos imparables''. ''Juntas podemos hacerlo todo''. Si algo nos ha enseñado la serie es que Grace y Frankie son lo más cuando hacen piña. Jane Fonda y Lily Tomlin, amigas desde hace muchos años en la vida real, consiguieron trasladar al espectador esa química.

Así que ha sido fácil creernos todas sus peripecias, como mujeres abandonadas por sus maridos que deciden empezar de cero juntas o como madres sobrepasadas con los problemas de sus hijos a estas alturas de la vida o como empresarias con mil ideas que poner en marcha.

''Es imposible recordar todo lo que le pasa a esta familia'', comentan con ironía en esta séptima (y última temporada). Una despedida entre risas y lágrimas que se enfrenta sin ambages a la enfermedad y la muerte, pero siempre desde un punto de vista optimista.

''¿Quién eres en realidad?'', se pregunta Frankie cuando está convencida de que va a morir. En este último adiós asistimos a un falso funeral y a una boda precipitada. Se habla de la pérdida de la memoria, del miedo a la enfermedad. Y, sobre todo, se constata que esta familia surrealista se sustenta en la mayoría de las ocasiones en las mentiras.

En 'Grace and Frankie' todos los personajes mienten, y van aprendiendo a dejar de lado las máscaras para ser ellos mismos. También es cierto que falsear la verdad da como resultado numerosos enredos y escenas divertidísimas. En eso el final no defraudará a sus fans.

Creada por Marta Kauffman ('Friends'), este largo adiós de 16 episodios ha resultado contar con más expectación porque se dividió en dos. Adelantaron cuatro episodios en agosto del año pasado, y Netflix subió ayer viernes los otros 12 del tirón para hacerse maratón de fin semana.

Conseguir un final a la altura para estas dos actrices veteranas a ritmo del 'Stuck in the Middle with You' de la intro requería buenos diálogos y un guion que mantuviese sus tiras y aflojas y a los secundarios también en primer plano.

Porque uno de los aciertos ha sido darle mayor cancha a los hijos (especialmente a la tensa pero hilarante relación entre las hijas de Grace). Otro, el haber antepuesto los temas propios de la edad y la amistad pura entre ambas por delante de su relación laboral con el famoso inodoro para la tercera edad con el que querían volver al negocio.

De esta forma, este esperado desenlace se basa sobre todo en cerrar puertas (traumas) que abran otras ventanas (nuevas esperanzas), pero siempre desde la verdad.

Así el novio de Grace, Nick (Peter Gallagher), que pasó por la cárcel por sus mentiras, vuelve a hacerlo para estar bajo arresto domiciliario cuidando a Grace, a la que hace pasar por una mujer desvalida. Que Jane Fonda se preste a la pantomima es lo mejor que ha hecho en toda la serie. Adiós sofisticación y Martinis; hola decrepitud. Este sacrificio impuesto le sirve a Grace para darse cuenta de que ha pasado demasiado tiempo complaciendo a los hombres de mi vida.

Gracias a su hermano también sabremos algo más de su padre (y el miedo de Grace al agua, de ahí que no se meta en el mar) al tiempo que hablan de los ingredientes del pollo a la paprika. La última temporada también logra que veamos a Grace ¡comiendo! Ella que siempre nada en alcohol a palo seco.

Los problemas de memoria son otro hilo conductor. Una de sus amigas, Arlene, requiere un medicamento para los huesos y como no se lo puede costear estas Thelma y Louise deciden cruzar la frontera para traer la bonida, que es como se llama la medicina, lo que les lleva a México en un divertido episodio (el octavo) en el que se hacen llamar ''las Bandidas Huesitas''.

En otro momento, hasta Frankie se disfraza de la pintora Frida Kahlo. En medio de esta gran aventura que las aleja de su zona de confort (y en la que hablan de infidelidades, entre otras cosas) se cruza la desgracia, pues tras consultar a una vidente, Frankie cree que le quedan unos meses de vida.

Este suspense está muy bien llevado, pues Frankie quiere vivir la vida a tope, burlar el tiempo, y Grace se ve muy afectada emocionalmente. Una crisis de ancianidad que le lleva a montar su propio funeral, en el que vemos por primera vez a todos los personajes de la serie reunidos en la misma escena.

Mientras, el resto de la familia también demuestra que, o bien mienten para salirse con la suya, o se debaten en dejar de ser quienes no son realmente. Sol (Sam Waterston) y Robert (Martin Sheen) comienzan teniendo miedo de que les vuelvan a robar en su casa, siguen con sus obras de teatro y acaban enfrentándose a la pérdida de memoria de Robert. Si Grace y Frankie rompieron sus vidas cuando descubrieron que sus maridos eran amantes, sus hijos se han ido destapando también poco a poco.

La relación entre Brianna (June Diane Raphael), una mentirosa compulsiva, con su marido Barry (Peter Cambor) y con su hermana Mallory (Brooklyn Decker), es descacharrante en estos últimos episodios. Las hijas de Grace aprenderán que, como Grace y Frankie, mejor evitar la pelea y hacer piña de forma urgente. Y Barry a dejar de tener miedo y ser un poco más él mismo.

Luego están los hijos adoptivos de Frankie. Coyote (Ethan Embry) por fin parece haberse encauzado tras su adicción y quiere casarse con la mujer de su vida (aunque no lo tendrá fácil). Y Bud (Baron Vaughn), el abogado matrimonialista, aspira a convertirse en una suerte de Mr Maisel, pues resulta que no se le da nada mal hacer reír a los demás.

Como colofón, hablar del cameo de Dolly Parton, como Agnes, ''un ángel de clase obrera''. La actriz y cantante se reencuentra con sus amigas tras el icónico filme de 1980 'Cómo eliminar a su jefe' para decidir sobre el futuro de ambas. La serie, que comenzó con un episodio que se llamaba 'El final', acaba con otro llamado 'El principio'. Y esa es la moraleja de 'Grace and Frankie'. Vive la vida intensamente, carpe diem, a pesar de los problemas, porque lo que parece un adiós puede significar un nuevo comienzo. ''Y ahora, ¿qué?'', escuchamos. ''Nunca se sabe''. Pues eso.

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