MUCHO CANSANCIO

¿Sensación fatiga mental? Aprender a parar, un gran reto personal en era de la hiperconexión

¿Te sientes agotada, aunque hayas dormido bien? ¿Te cuesta concentrarte o tomar decisiones sencillas? ¿Notas que tu mente está siempre encendida, incluso cuando tu cuerpo descansa? Si has respondido que sí, este artículo es para ti.

Mujer con la melena al viento

Mujer con la melena al vientoFreepik

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Vivimos en una época en la que estar constantemente conectados parece inevitable, pero este estilo de vida está pasando factura. Y no al cuerpo, sino a la mente. En los últimos años, la fatiga mental se ha convertido en un mal silencioso que afecta a millones de personas. A diferencia del cansancio físico, esta forma de agotamiento no se cura solo con dormir más. Exige un cambio profundo en nuestra forma de vivir, trabajar y relacionarnos con la tecnología.

¿Qué es la fatiga mental?

La fatiga mental es una sensación persistente de agotamiento cognitivo. Puede manifestarse como dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes, irritabilidad o la impresión de que todo cuesta el doble.

Mujer cansada en la cama
Mujer cansada en la cama | iStock

A nivel biológico, se produce cuando sometemos al cerebro a una actividad intensa y sostenida sin permitirle períodos suficientes de recuperación. Por ejemplo: pasar varias horas resolviendo problemas complejos en el trabajo, en una jornada sin pausas ni descanso visual, exige un esfuerzo continuo a nuestro sistema cognitivo, lo que agota nuestros recursos mentales antes de que termine el día.

¿Por qué estamos todos tan cansados y sobrecargados?

Estas son algunas de las causas más comunes de la fatiga mental en la sociedad actual:

  • Hiperconexión digital: Vivimos pendientes del móvil. Según estudios, lo consultamos entre 80 y 100 veces al día. Por ejemplo: estás viendo una serie, pero al mismo tiempo respondes mensajes de WhatsApp, miras Instagram y consultas el correo "por si acaso". Aunque parece ocio, tu mente no descansa.
  • Multitarea constante: Saltamos de una actividad a otra sin pausa, creyendo que somos más productivos. Por ejemplo: mientras redactas un informe, atiendes llamadas, escuchas un audio de trabajo por Telegram y, de fondo, tienes un vídeo de YouTube. Al final del día, terminas agotado y con la sensación de no haber hecho nada bien del todo.
  • Sobrecarga de información: Nunca antes habíamos recibido tantos estímulos. El cerebro se ve obligado a filtrar constantemente qué es relevante. Por ejemplo: en solo 15 minutos puedes leer un titular alarmante, ver tres vídeos en redes, recibir cuatro correos laborales y dos mensajes de un grupo familiar. Toda esta información compite por tu atención, incluso aunque no lo percibas conscientemente.
  • Ausencia de pausas reales: Incluso cuando paramos, seguimos consumiendo estímulos. Por ejemplo: sales a caminar para despejarte, pero llevas puestos los auriculares con un pódcast, vas respondiendo mensajes y aprovechas para hacer una compra rápida online. El cerebro no desconecta, solo cambia de estímulo.
Mujer con estrés laboral
Mujer con estrés laboral | Freepik

¿Tengo fatiga mental? Estas son las señales

Algunas señales de que tu mente está pidiendo un respiro:

  • Te cuesta concentrarte o mantener la atención durante tareas sencillas. Por ejemplo: cuando lees un libro o cuando alguien te está contando una historia.
  • Notas que estás más irritable o impaciente. Por ejemplo: las discusiones en casa con tu pareja han aumentado y te has dado cuenta de que no hay una causa importante detrás.
  • Sufres olvidos frecuentes o sensación de tener la mente nublada. Por ejemplo: entras en una habitación y no recuerdas a qué ibas, o necesitas hacer listas para tareas básicas del día.
  • Te sientes agotado incluso después de una noche completa de sueño. Por ejemplo: te despiertas sin energía, como si no hubieras descansado, aunque hayas dormido ocho horas.
  • Tienes la necesidad de revisar el móvil o de estar haciendo algo constantemente. Por ejemplo: en cuanto tienes un minuto libre, automáticamente desbloqueas el teléfono y entras en redes sociales sin un objetivo claro.

¿Qué puedes hacer para recuperar tu energía mental?

Combatir la fatiga mental no significa renunciar a la tecnología, sino aprender a convivir con ella de forma más saludable. Aquí tienes algunas estrategias efectivas:

  • Crea momentos de desconexión real cada día. Por ejemplo: después de cenar, apaga todas las pantallas y dedica 30 minutos a leer, estirar el cuerpo o simplemente estar en silencio. Notarás cómo se relaja tu sistema nervioso.
  • Evita la multitarea. Por ejemplo: cuando estés escribiendo un correo, céntrate solo en eso. Silencia notificaciones y no tengas otras pestañas abiertas. Al hacer una sola cosa a la vez, tu cerebro se fatiga menos y trabajas mejor.
  • Establece horarios sin móvil ni pantallas. Por ejemplo: reserva la primera media hora del día y la última antes de dormir para estar sin dispositivos. Esos momentos son claves para permitir que la mente se regule.
  • Haz pausas cada 60-90 minutos. Por ejemplo: levántate, respira profundo, estira el cuerpo o mira por la ventana. Solo 5 minutos sin estímulos pueden marcar una gran diferencia en tu nivel de atención.
  • Filtra lo que consumes. Por ejemplo: antes de abrir una red social, pregúntate: "¿Quiero entretenerme o solo estoy actuando por inercia?". Ser consciente de tu intención cambia tu relación con los contenidos.

Cuidar la mente es un acto de autocuidado

En un mundo que valora estar siempre ocupado, aprender a parar es un acto de rebeldía… y de salud. Escuchar a tu cuerpo, respetar tus tiempos y reducir los estímulos innecesarios, no es perder productividad: es ganar bienestar.

Practicar mindfulness o atención plena no requiere sentarse a meditar una hora al día. Basta con estar realmente presente en lo que haces.

Por ejemplo: cuando te tomes un café, bébelo sin mirar el móvil, observando el aroma, el sabor, el calor de la taza. Ese pequeño gesto calma tu sistema nervioso y devuelve energía a tu mente.

Recordemos que no somos máquinas. Nuestra mente necesita pausas, silencio y foco. Solo así podemos recuperar esa claridad mental que hoy parece un lujo, pero debería ser lo más básico.

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