Cómo limpiar un ventilador de forma fácil y rápida sin desmontarlo

Con la llegada del calor, los ventiladores vuelven a ocupar un lugar protagonista en nuestros hogares. Ya sea en el salón, la habitación o el despacho, este electrodoméstico es un imprescindible del verano. Pero hay un detalle que a veces olvidamos, la limpieza.

Y es que, seamos sinceros, limpiar un ventilador no es precisamente una tarea sencilla. Las rejillas dificultan el acceso, desmontarlo puede convertirse en una auténtica odisea, y si intentamos pasar simplemente una bayeta por fuera, apenas logramos eliminar el polvo superficial.

La cuenta de Instagram @soyestelamoreno ha compartido un vídeo en el que muestra cómo limpiar el ventilador en cuestión de minutos, sin necesidad de desarmarlo ni complicarte la vida. Además, solo necesitas productos que ya tienes en casa y unos minutos de tu tiempo.

¿Qué necesitas?

Antes de empezar, asegúrate de tener a mano lo siguiente:

• Un pulverizador con agua o, si lo prefieres, un producto de limpieza multiusos o desengrasante.
• Una bolsa de plástico grande o un plástico protector.
• Una bayeta o paño seco.

Pasos a seguir para limpiar el ventilador

Ahora sí, veamos paso a paso cómo realizar esta limpieza exprés que dejará tu ventilador como nuevo:

1. Pulveriza el ventilador. Con el ventilador apagado y desenchufado, rocía generosamente las aspas a través de las rejillas utilizando un pulverizador de agua o un producto multiusos. Si el ventilador ha acumulado mucha grasa (por ejemplo, si está en la cocina), un desengrasante ligero puede ser la mejor opción.

2. Cubre el ventilador con una bolsa. Puedes utilizar una bolsa de basura, una funda de ropa o cualquier plástico lo suficientemente amplio para envolver el cabezal del ventilador. El objetivo es que quede bien cerrado para que la suciedad no se esparza por la habitación. Asegúrate de sujetar la bolsa con firmeza, especialmente en la parte posterior, para que no se escape durante el siguiente paso.

3. Enciende el ventilador. Con mucho cuidado, enciende el ventilador durante unos segundos. La fuerza centrífuga del aire hará que la suciedad se desprenda de las aspas y se quede atrapada dentro de la bolsa. Es como si el ventilador se limpiara a sí mismo.

4. Apaga y limpia los restos. Una vez que notes que ha dejado de salir suciedad o que el ventilador ya ha expulsado lo más importante, apágalo y retira la bolsa cuidadosamente. Verás cómo dentro se ha acumulado una buena cantidad de polvo, pelusas y gotas sucias. 5. Desecha la bolsa y, con una bayeta limpia y seca, repasa las superficies exteriores del ventilador para eliminar el exceso de humedad y cualquier resto que haya quedado. ¡Y listo! Tu ventilador estará limpio y listo para combatir las olas de calor.

Este método es práctico y rápido. Aprovecha la propia fuerza del ventilador para arrastrar la suciedad desde el interior hacia afuera, todo sin desmontarlo. Es una solución ideal para quienes no tienen tiempo (o ganas) de desmontar pieza por pieza.

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