MALES MÁS COMUNES
Las urgencias más comunes del verano: infecciones íntimas, problemas de piel y más
El verano cambia nuestras rutinas y también impacta en nuestra salud. Con el calor, aumentan las urgencias médicas y muchas de ellas se podrían evitar con prevención.

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El verano es sinónimo de vacaciones, desconexión y un merecido respiro de la rutina. Pero también puede convertirse en una temporada de alerta para nuestra salud. La alimentación, la sexualidad o la actividad física y mental se ven alteradas, nos relajamos (a veces más de la cuenta) y eso puede tener consecuencias para la salud. Cada año, las urgencias hospitalarias aumentan hasta un 10% en estos meses, según datos de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).
Por lo tanto, varios especialistas de Top Doctors han querido repasar cuáles son los problemas médicos más comunes del verano y, sobre todo, cómo evitarlos. Porque muchas de estas urgencias, con un poco de prevención, se pueden esquivar.
El verano aviva emociones
No todo lo que se siente en verano es relax. Muchas personas experimentan lo contrario, ya que con el tiempo libre se convierte en espacio para pensamientos o reflexiones que no han tenido cabida durante el resto del año. Crisis emocionales, ansiedad, soledad o rupturas emergen justo cuando la agenda se vacía. Durante julio y septiembre las visitas a consulta por este tipo de problemas crecen entre un 20% y un 30%.
Según Olga Albaladejo Juárez, psicóloga, el perfil más común son las mujeres de entre 35 y 55 años, junto con los jóvenes y adolescentes que acuden a consulta por trastornos de alimentación, autolesiones o desconexión emocional. "Las altas temperaturas son un factor crítico para la salud mental, porque altera el sueño y, por lo tanto, la capacidad de autorregulación emocional, aumentando la irritabilidad y la ansiedad. En verano es aconsejable tratar de mantener las rutinas de sueño, comida y actividad física, poner límites al uso de pantallas, practicar técnicas de relajación y respiración, anticipar los conflictos familiares o de pareja, fomentar el contacto con la naturaleza en todas sus variables y buscar ayuda profesional sin esperar al colapso emocional", asegura.

Más infecciones y urgencias ginecológicas
El calor, la humedad y los cambios en la actividad sexual hacen que las urgencias ginecológicas aumenten. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), estas consultas crecen un 50% durante el verano. Infecciones vulvovaginales, enfermedades de transmisión sexual, dolor pélvico o problemas en cicatrices quirúrgicas son las más comunes. La combinación de un ambiente más húmedo, el calor que favorece la proliferación de hongos y bacterias, junto al aumento de las relaciones sexuales esporádicas, crea el escenario perfecto para que estas patologías se multipliquen durante el verano.
La Dra. María Dolores Gómez Roig, especialista en ginecología, lo explica así: "Los problemas ginecológicos y obstétricos se producen fundamentalmente por motivos tanto cambios en comportamiento estival (sexualidad, ocio, viajes) como efectos fisiológicos del calor (deshidratación, vasodilatación, inflamación)". También recuerda que pueden aparecer complicaciones obstétricas como parto prematuro o bajo peso al nacer por el estrés térmico.

Fracturas, esguinces y zambullidas imprudentes
Con el aumento de la actividad física, las urgencias traumatológicas suben hasta un 20%, y en el caso de niños, entre un 30% y un 50%. Las patologías más frecuentes son los dolores de columna, esguinces articulares, fracturas de extremidades o las lesiones de tráfico. Pero hay una lesión concreta que únicamente ocurre en verano, las fracturas cervicales por zambullidas en agua poco profunda.
El traumatólogo Vicente De La Varga lo deja claro: "Para evitar las lesiones medulares por zambullidas se recomienda entrar al agua siempre con los pies por delante, nunca de cabeza si desconocemos la profundidad". Además, aconseja evitar las chanclas si vamos a caminar mucho o hacer deporte, y supervisar a los niños en todo momento en zonas con agua.

Quemaduras, picaduras y reacciones alérgicas
La exposición solar y el contacto con la naturaleza hacen que las consultas dermatológicas urgentes aumenten un 20% o 30% en verano. Pacientes de todas las edades acuden con quemaduras solares, reacciones alérgicas, acné agravado, picaduras de insectos o medusas.
El dermatólogo Dr. Manuel Fernández Lorente, recuerda que "durante este periodo es importante usar fotoprotector de amplio espectro (SPF 50+), reaplicarlo cada 2 horas y evitar la exposición solar en las horas centrales del día". Además, recomienda evitar perfumes en playa o piscina, usar repelente y cuidar la higiene, especialmente en pliegues y zonas húmedas.

Las comidas del verano también pueden pasarte factura
Las gastroenteritis y las intoxicaciones alimentarias provocan un aumento del 40% en las urgencias. El perfil más común son adultos entre 35 y 55 años. Salmonella, E. coli y otras bacterias son responsables de estos episodios, junto con úlceras por abuso de alcohol o antiinflamatorios.
El especialista en aparato digestivo, Dr. Pedro de María Pallarés aconseja "lavarse las manos, no fiarse del hielo cuando viajas, huir de alimentos poco cocinados y mantener los alimentos refrigerados hasta el último momento. Y si vas a países tropicales, vacúnate contra la hepatitis A". También recuerda la importancia de moderar el consumo de alcohol y aprovechar el verano para hacerse revisiones pendientes. "Es mejor una consulta de más que una complicación evitable", añade.

Nariz y oídos, las otras víctimas del calor
Durante el verano, las urgencias otorrinolaringológicas también aumentan, las otitis provocadas por baños prolongados, los vértigos, los barotraumas o las molestias nasales tras una cirugía son algunas de las más frecuentes. Y es que el calor, el aire acondicionado y la exposición al sol pueden empeorar estos cuadros o dificultar la recuperación.
El Dr. Franklin Mariño Sánchez, especialista en otorrinolaringología, señala que "el agua de mar natural en el postoperatorio es beneficiosa para la limpieza de costras e hidratación de la mucosa nasal". Además, explica que en esta época es común ver un aumento de pacientes jóvenes, de entre 18 y 30 años, que aprovechan las vacaciones para someterse a una rinoplastia. Sin embargo, el verano también implica ciertos riesgos, la exposición solar directa puede mantener el edema más tiempo del habitual e incluso provocar hiperpigmentación en la piel operada. A esto se le suma la sequedad ambiental y el uso constante de aire acondicionado, factores que agravan la deshidratación nasal y favorecen la aparición de costras, sobre todo si la intervención ha incluido también los cornetes.

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