CIENCIA O UN ACTO DE FE

¿Por qué tenemos líneas en las manos y qué dicen de nosotros?

Todos alguna vez hemos pedido que nos lean la mano para saber cómo será nuestro futuro, pero, ¿qué dice la ciencia al respecto? ¿Tiene evidencia o se trata de un salto de fe?

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La línea de la vida, la del amor o la del éxito, mucho se ha hablado desde la quiromancia - práctica esotérica de lectura de mano – de cómo la forma, longitud y profundidad de estas podrían vaticinar nuestro futuro.

Las llamadas "ciencias" ocultas lo tienen claro: las líneas de nuestras manos dictan nuestra personalidad y una lectura de ellas podría concretar nuestra vida a largo plazo. Como cualquier cosa, esta práctica tiene sus seguidores y sus detractores, pero, ¿qué dice la ciencia al respecto?

Cuestión de fe, pero no de ciencia

Lo cierto es que por interesante que pueda parecer la quiromancia, la comunidad científica la considera, a lo sumo, una seudociencia sin ningún aval empírico. Así, mientras el esoterismo dice que las manos permiten conocer las características psicológicas de un individuo, la ciencia pide pruebas que corroboren esta teoría.

La quiromancia, el tarot y otras técnicas esotéricas son prácticas universales, es decir, se repiten en casi todas las culturas. ¿Por qué se extienden estas creencias si no tienen evidencia? El ser humano es curioso por naturaleza y más aún si se trata de adivinar qué le va a pasar en el futuro y si sus sueños se van a cumplir. Y es que a veces lo único que necesitamos es que alguien nos diga que todo va a salir bien para seguir avanzando.

¿Por qué tenemos líneas en las manos?

Hablemos ahora de ciencia. La verdadera razón de ser de las líneas de la mano es que son pliegues que nos permiten cerrar la mano y agarrar con consistencia objetos. Si no, imagínate si tendrías la misma movilidad a la hora de escribir, coger una taza o cerrar el puño si tu palma fuera plana.

La quiromancia defiende que las líneas cambian y evolucionan con el tiempo, pero, ¿qué dice la ciencia? Más que arrugas de expresión, se ha demostrado que aparecen en la semana 12 de gestación, es decir, nacemos ya con estas marcas. Por otro lado, su tamaño, grosor y otros factores se deben únicamente a la genética de cada persona.

Es más, hay personas que en vez de tener dos o tres líneas tienen solamente una. Esto se llama pliegue simiesco o pliegue palmar único y se da en una de cada 30 personas, especialmente en hombres. Se ha demostrado que esto puede relacionarse con problemas en el desarrollo y en algunos casos con trastornos como el síndrome de Down.

En cualquier caso, si hay algo en lo que la ciencia y la quiromancia coinciden es en que las líneas de nuestra palma no están de adorno. Eso sí, cada línea de pensamiento propone una explicación muy diferente y está en el juicio de cada uno decidir qué quiere creerse.

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