PROBLEMAS DIGESTIVOS

¿Por qué es tan importante comer despacio?

Si cuando terminas de comer tu sensación de saciedad es incómoda, con sensación de letargo, excesiva hinchazón abdominal o muchos gases, o te cuesta identificar qué cantidad necesitas comer en cada momento, este artículo es para ti.

Una pareja disfruta comiendo en compañía

Una pareja disfruta comiendo en compañíaPexels

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Muchas veces nos centramos en qué comemos, pero no le damos suficiente importancia a cómo lo comemos. Y entre otras cosas, la velocidad a la que comemos es muy importante, especialmente si nos cuesta autorregular nuestras ingestas o tenemos problemas digestivos como una excesiva hinchazón abdominal o muchos gases.

Nuestro cuerpo tarda aproximadamente un mínimo de unos 20 minutos desde que empezamos a comer en hacer llegar al cerebro la señal hormonal de saciedad. Si nuestras comidas duran menos de veinte minutos, esa señal de saciedad todavía no habrá llegado mientras comemos, por lo tanto seguiremos sintiendo la necesidad de comer, y lo más habitual es que sigamos comiendo.

¿Qué pasa después de comer?

Para cuando esa señal hormonal ha llegado al cerebro ya habiendo acabado de comer, ya habremos comido más cantidad de la que realmente necesitábamos en ese momento y la sensación de saciedad, en lugar de ser cómoda, pasa a ser una sensación de excesiva plenitud, una sensación incómoda.

De ahí que sea muy importante aprender a comer muy despacio, saboreando la comida y masticando muy bien. El objetivo es que cuando llegue esa señal de saciedad hayamos ingerido la cantidad que realmente necesitábamos en ese momento, que cada día y en cada momento será diferente. Solo así conseguiremos una autorregulación que, reconectando con las señales de saciedad, nos permita reconocer de forma intuitiva la cantidad que necesitaremos comer, en lugar de basar nuestras ingestas en un control externo, diciéndonos la cantidad que consideramos conveniente comer. Sobre cómo saber cuándo tienes que parar de comer, lo conté en este artículo.

Por otro lado, la digestión de los alimentos comienza en la boca, tanto con el efecto mecánico de la masticación como con el efecto de las enzimas presentes en la saliva. Si comemos rápido, estamos enviando el alimento al estómago, habiéndose saltado una etapa importante de la digestión, dificultando así las etapas siguientes. Esto lo notaremos especialmente si comemos rápido y sin a penas masticar alimentos ricos en fibra como las legumbres, vegetales crudos o frutas.

Consejos para comer más despacio

1. Es imprescindible que no estemos haciendo otra actividad simultánea que nos desvíe la atención de la comida (ver la televisión, trabajar con el ordenador o mirar el móvil) y que cuando estemos comiendo, solo estemos comiendo.

2. La alimentación debe ser siempre un acto consciente y no secundario a otra actividad. Sino, estaremos poniendo el foco en lo que estamos viendo, en lugar de a qué sabe la comida, qué textura tiene, qué grado de plenitud estoy sintiendo… Esto es aplicable también en la infancia y es uno de los motivos por lo que no es recomendable que coman con la tablet o la televisión.

3. No hacer ninguna ingesta de pie.

4. Comer en compañía siempre que sea posible, ya que se ha visto que cuando comemos en compañía, lo hacemos más despacio.

5. Es útil explicar al resto de comensales de que nos avisen si estamos comiendo demasiado rápido y no nos hemos percatado, ya que en muchas ocasiones solo nos daremos cuenta cuando ya hayamos terminado. Podemos tomar de referencia a una persona que coma muy despacio e intentar no terminar antes. Si el resto de comensales también comen rápido también, es mejor trabajar este punto en conjunto, sino va a ser muy difícil.

6. Muchas veces el problema no es comer despacio en sí, sino acordarse en cada comida, así que para iniciarte en el hábito puedes empezar dejando los cubiertos en la mesa entre bocado y bocado, comer con palillos o cubiertos de postre y cada vez que identifiques que estás pensando en otra cosa que no es a qué sabe la comida, volver a poner el foco de los pensamientos en lo que estás haciendo en ese momento, en disfrutar con calma de la comida.

Es un hábito difícil de cambiar, pero es muy importante hacerlo y, a base de repetir y repetir, llegará el día en el que comerás más despacio y así, de una forma natural te será mucho más fácil ajustar la cantidad de comida que ingieres a lo que realmente necesitas y te sentará mejor.

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