Educación
¿Qué puedes hacer si tu hijo pega?
¿Hay algo peor que te digan en el colegio o en la guardería que tu hijo pega? Sí, para mí es peor que un niño muerda. Pues eso nos pasó a nosotros con nuestro hijo pequeño. Tras un primer niño tranquilo, llegó el terremoto. De repente, en el segundo año de la guardería, día sí, día también, venía una nota en la agenda: “vuestro hijo ha mordido”. ¿Qué hacemos en estos casos?
Publicidad
Primero debes saber que, a determinadas edades y sólo a determinadas edades, pegar es normal. Sí, normal. Hasta los 4 años es normal que tu hijo pegue, te lo digo por experiencia propia. Nosotros lo hemos superado. Que no cunda el pánico, la mayoría de los niños han pegado en algún momento de su infancia. Sólo hay que hacerles ver que esa no es la solución a sus problemas. Ahora, si tu hijo tiene conductas muy agresivas o pasa de una edad prudencial, sí que debes consultar con un especialista, porque ya no es normal.
Como en tantas otras cosas, nuestros hijos nos miran a todas horas, nos imitan. Así que nunca le pegues por nada. Si se porta mal, actúa en consecuencia, pero nunca gritando ni pegando.
Vale. Pero, ¿qué podemos hacer si un niño pequeño pega o muerde?
1. Fundamental: recuerda que tú eres la persona adulta. Si tu hijo te pega o pega a otro niño no le respondas pegando. No ganas nada. Así tu hijo sólo percibirá que las cosas se solucionan con violencia. No lo ha hecho bien, pero hay otras formas de enseñárselo.
2. Evita la situación en la medida de lo posible. ¿Tu hijo pega o muerde como forma de eliminar su ira? Pues estate ojo al dato en determinadas situaciones, igual puedes evitar que la desgracia ocurra. Yo cuando veía que mi hijo se enfadaba y “sacaba los dientes”, como ya nos conocíamos, me interponía en la situación. Evitamos la agresión antes de que ocurra e intentamos solucionar el conflicto que ha desencadenado todo.
3. ¿Tu hijo ya ha pegado o ha mordido? ¿Por qué lo ha hecho? ¿Quería un juguete? Pues de la forma más cariñosa que sepas, no le des lo que buscaba. Nunca debe conseguir ese juguete. Debe entender que eso no es vía para conseguir lo que quiere o solucionar sus problemas.
4. Otras veces, como le pasaba a mi hijo, era una forma de liberar su frustración, su ira, su enfado. Hay que enseñarles, poco a poco, a controlar sus emociones. ¿Cómo lo hacemos? ¡Uff! ¡Qué complicado! Pues como siempre. Sin gritos, con una actitud firme, pero cariñosa. Seamos ejemplo para ell@s. Trátalos como quieres que traten a los demás.
5. Apártalo del niño al que haya agredido. Actúa inmediatamente. Acción, reacción. ¿Es un castigo? ¿Lo mandamos al rincón de pensar? No. Nos vamos con él, nos sentamos con él. No le dejamos solo.
6. Cuando se tranquilice, le preguntaremos por sus motivos. Le explicaremos de manera clara por qué lo que ha hecho está mal. Nada de gritos, nada de malas formas. De manera firme le debemos explicar que no nos gusta lo que ha hecho. No está bien y no debe repetirse, pegando puede hacer daño a los demás. Nada de discursos largos, probablemente no los entienda.
7. Primer aviso. Debe entender que si su conducta se repite os iréis. No es una amenaza, pero los actos tienen sus consecuencias. La consecuencia de volver a pegar es que os debéis ir del parque o de donde estéis, ya que no sabe relacionarse con los demás sino es pegando.
8. Por último, pero fundamental: debes acompañar a tu hijo a pedir perdón. Debe entender que lo ha hecho no está bien y que cuando nos equivocamos hay que saber pedir perdón. Si están los padres es bueno que tú hables también con ellos y te disculpes. Que tu hijo lo vea, que seas ejemplo para él/ella.
¿Qué más te puedo decir? Que no desesperes. Todo llega y todo pasa. Es una fase del desarrollo de su personalidad. Sé firme cuando se equivoque, trátalo con cariño y pide siempre perdón. Tú eres su mejor ejemplo.
Publicidad