CURIOSIDADES DEL CUERPO HUMANO
¿Te has preguntado por qué se te pone la piel de gallina? La explicación, al detalle, de dos dermatólogas
A todos nos ha pasado: una canción que nos emociona, una película de miedo, un escalofrío… y se nos pone la piel de gallina. Es una reacción completamente normal, ligada a nuestro sistema nervioso, que cuenta con un origen evolutivo sorprendente.

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Que se nos pongan los pelos de punta puede deberse a las emociones intensas de nervios, estrés o excitación, aunque también asociamos esta respuesta con una reacción ante el frío intenso e incluso a los golpes de calor. Sea cual sea la causa, lo que le ocurre a nuestro cuerpo con este fenómeno es que el músculo erector del vello se contrae, y al estar conectado al folículo piloso, hace que los pelos se ericen.
La explicación
Raquel Novo, profesora de Dermatología en la Universidad CEU San Pablo, explica que esta contracción es lo que provoca los pequeños resaltes en la piel que dan esa característica apariencia de carne de gallina. El proceso, llamado piloerección, es involuntario y suele desaparecer a los pocos instantes, una vez que el músculo se relaja.
Además, Trinidad Montero, otra dermatóloga del Colegio Ibero Latinoamericano de Dermatología (CILAD), recuerda que la piloerección es un mecanismo de defensa evolutivo, heredado de nuestros antepasados animales, que usan su pelaje como aislamiento térmico o para parecer más grandes frente a las amenazas.

La liberación de adrenalina durante situaciones emocionales intensas puede potenciar esta reacción, lo que explica por qué algo que nos impacta mucho nos eriza la piel. La fiebre, los trastornos hormonales y las enfermedades neurológicas también pueden desencadenarlo.
Eso sí, conviene no confundir la piel de gallina con la queratosis pilaris, una condición crónica que también genera pequeñas protuberancias en la piel, pero por diferente motivo: la acumulación de queratina en los folículos pilosos, no por contracción muscular.Una huella evolutiva de los mamíferos que todavía nos acompaña, y que lejos de ser un simple efecto del frío, nos conecta con nuestras sensaciones y emociones.
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