No pongas ni sal ni azúcar
¿Qué es mejor: potitos caseros o del supermercado?
Con frecuencia nos encontramos con una duda con los padres de bebés mayores de seis meses. Y lógica, además. ¿Son mejores los potitos hechos en casa o comprados?
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Si crees que hay una única respuesta, es que aún me conocen poco… Esta nueva etapa después de la lactancia va a ser clave para él (no olviden que pueden alargar la lactancia todo lo que quieran). Se abre un mundo de posibilidades con los alimentos. No lo desaprovechemos.
Para empezar, te diré que, como en casa, en ningún sitio. Pero eso de pequeños y de mayores. Aunque igual no es por el motivo que piensan. Si comemos en casa podemos “saltarnos” el tener que hacer un potito. Es probable que tengamos algo más de tiempo y podamos invertirlo en que nuestro pequeño pruebe algo más que el puré que hacemos. Es decir, es nuestra oportunidad para que experimente con la comida, pruebe alimentos cada vez menos triturados con diferentes sabores y texturas.
Es importante tener en cuenta algunos detalles para hacer estos productos en nuestra casa con toda la garantía de seguridad alimentaria.
- Calcula la cantidad justa para que no tenga que guardarlos en la nevera más de 48-72 horas. Incluso sería mejor aún hacer la cantidad justa del día. Sí, ya lo sé, es un rollo.
- Si vas a guardarlo de un día para otro, guárdalo en la nevera lo antes posible.
- No hay ningún problema en utilizar verduras congeladas. No olvides que espinacas o acelgas no están recomendadas en menores de 12 meses.
- No te vengas arriba con las cantidades de carne. Efectivamente, 30 gramos de carne es muy poco, pero está puesto por algo. Algunos peques toman más cantidad de proteínas de la que en un principio necesitan porque “¿cómo va a ser sólo esto?”. Pues sí, sólo eso.
- No le pongas sal ni azúcar, que ellos no necesitan ni una cosa ni la otra. Nunca, además. Cuando digo azúcar me refiero también a fructosa, panela, azúcar moreno y sobre todo, miel. Esta última está especialmente contraindicada en menores de 12 meses. Tiene una bacteria, Clostridium botulinum, en la miel no da mayor problema pero en el intestino aún inmaduro de un bebé menor de un año, puede ser peligroso.
- Puedes envasar al vacío, al baño maría. Pero comprueba que el proceso es correcto y que suena ese típico “plop” cuando se abre, en otro caso, puede que el envasado al vacío no será correcto… y puede ser peligroso.
Y si no tienes tiempo, vas a salir fuera o a tu propio criterio (a ver si vamos a tener que venir de fuera a decirle lo que tienen que hacer con sus hijos), puedes utilizar los típicos “potitos de supermercado”. Yo te cuento ventajas y desventajas y tú decides. Probablemente hagas unos días una cosa y otros días otra. O muchos días una cosa y pocos otra. Tranquila, seguirá estando bien. Nutricionalmente tanto los caseros como los “industriales” son similares. Pero sin olvidar ciertas claves.- Textura: el objetivo es que los enanos puedan ir probando texturas, que haya trozos, que experimenten y cojan los alimentos. Los potitos industriales no siempre lo permiten.
- Comprueba en los ingredientes para confirmar si hay alguno que le haya provocado alguna sensibilidad previa. Recuerden que los 14 alérgenos de declaración obligatoria vienen identificados de forma diferente al resto de ingredientes.
- Ya que estás mirando la etiqueta, compruebe la sal y azúcar. En los caseros he dicho que no deben añadir sal o azúcar. En algunos potitos industriales sí se añade, así que elijan los que menos tenga.
- No te preocupes si tiene aditivos. Todos ellos son seguros, con cantidades autorizadas y analizadas para las edades de los niños.
Así que ya sabes, puedes utilizar ambos desde el punto de vista nutricional. Teniendo en cuenta estas consideraciones. Pero ten en cuenta que no todo es “darle de comer al niño”. Busca algún momento en el que pueda aprovechar esta ocasión perfecta para esa experimentación con nuevos alimentos.
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