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Responde siempre a sus dudas

Cómo hablar de agresiones sexuales con tus hijos adolescentes

Casos como el de La Manada, o el asesinato de Laura Luelmo llevan a las madres a plantearse cómo debe abordarse el tema de las agresiones sexuales con sus hijos adolescentes.

Adolescente hablando con su madre

Adolescente hablando con su madreiStock

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Comunicarnos correctamente con nuestros hijos adolescentes (y pequeños, en realidad) sigue siendo la asignatura pendiente de muchas madres y padres que, viniendo de entornos con escasa educación emocional y sexual, prefieren no abordar determinados temas con sus hijos. Con el objetivo de acercar a los padres de adolescentes a las nuevas formas de relacionarse de sus hijos, entenderles y empatizar con ellos, la sexóloga Rosa Montaña y el periodista Diego Merayo han escrito a cuatro manos 'IPADres: guía para la generación que se enreda con las redes de los jóvenes', un libro que se encuentra actualmente en proceso de crowfounding en la plataforma Verkami, y que pretende responder a lo que Montaña denomina una “demanda de la calle”. A la pregunta de cómo tenemos que enfrentarnos al delicado tema de las agresiones sexuales y violaciones con nuestros hijos adolescentes, la sexóloga nos da una serie de pautas.

Comunicarse, siempre

“Cuando digo comunicarnos no me refiero únicamente a hablar”, señala Montaña. Se trata de “recibir, empatizar con los miedos y sensaciones del otro”, de manera que no ocurra eso que la sexóloga ve a menudo en institutos, donde todavía hoy en día muchos alumnos se callan miles de cosas ante sus padres por miedo a una reprimenda. “El silencio habla más de lo que creemos: si no me lo cuentas tú voy a buscarlo yo por otro lado, ya que tengo curiosidad por el simple hecho de ser un mamífero. Además, lo que no se verbaliza se hace más grande y provoca más miedo”.

Revisión de las propias creencias

Podremos dialogar sobre pocas cosas con nuestros hijos si no somos conscientes de que el mundo ha cambiado mucho, y por fortuna en muchos aspectos para bien, desde que nosotras éramos adolescentes. “Las relaciones de pareja se han modificado, y hay viejas creencias que han ido desapareciendo, desde aquello de llegar virgen al matrimonio a que las chicas no se masturban o que los anticonceptivos provocan cáncer”, señala la sexóloga. “Se trata de que empecemos por aprender nosotros todo lo que no nos contaron, y también a aprender cosas de nuestros hijos cuando sea necesario, pues en muchos casos van a ser ellos los que nos van a enseñar”.

Somos iguales en la diferencia

Otro punto que es necesario reforzar, en opinión de Montaña, es el hecho de que “Los hombres y las mujeres tenemos diferentes formas de desear y de comunicarnos, y que somos diferentes en casi todo salvo en nuestros genitales”. Montaña insiste en la necesidad de difundir este mensaje, siempre incidiendo en que somos iguales en la diferencia. “En lo único que somos iguales es el sexo, después existen unas diferencias químicas y hormonales, de respuesta mecánica a la hora de ver las cosas, que conviene no obviar”, señala la sexóloga, quien insiste también en la importancia de atender a las necesidades específicas de “las chicas con pene o los chicos con vulva”.

No es no
No es no | iStock

La gestión del no

Enseñarles a gestionar el no es un punto fundamental a la hora de relacionarnos con nuestros hijos. “Es importante que los adolescentes aprendan a gestionar el no, a no sentirse rechazados. Si no son capaces de respetar a otras personas tampoco se respetarán a sí mismos, dejarán de ser humanos para convertirse en animales”, afirma Montaña. Es necesario que les enseñemos también “a saber tirar del freno de mano cuando sea necesario”. Para ello, existen pequeños gestos cotidianos que deberíamos ir cambiando desde que nuestros hijos son pequeños. “Si obligamos a nuestro hijo a darle un beso a alguien a quien no quiere besar cuando es pequeño, difícilmente le haremos entender más tarde que solo debe besar a quien desea”.

Responder siempre a todas sus dudas

Siempre. Es fundamental instaurar esa comunicación fluida desde pequeños, pues de lo contrario será muy complicado volver atrás. Así pues, si un niño de cuatro años nos pregunta qué es un preservativo lo mejor será no hablar de cigüeñas o globos, sino contar la verdad de forma escueta y simple. “Es muy probable que el niño no entienda parte de lo que expliquemos, de modo que ni siquiera lo procesará, pero le estamos dando un mensaje clave: que en casa no se van a evitar las preguntas”, señala Montaña, quien cree que esa actitud será útil en un futuro. “Cuando empiecen a masturbarse, lo último que hay que hacer es prohibírselo, pero sí decirles que deben encontrar espacios de intimidad para hacerlo, y esa apertura y disposición al diálogo se consigue desde pequeños”.

La gestión de las imágenes

Otro tema que preocupa a los padres es cómo gestionar las imágenes a las que sus hijos están sometidos por todos los medios cuando se dan casos de agresiones sexuales mediáticas, que en muchos casos acaban en asesinato. ¿Es necesario enfrentarles a las imágenes por más crudas que sean? En ese sentido, Montaña recomienda “No fomentar el morbo, e intentar explicar las cosas desde casa, siempre reforzando el mensaje de que la víctima de una agresión nunca es una víctima, sino una superviviente, ya que es necesario abandonar la idea de victimización para abrazar el de fuerza y resiliencia, la idea de que se puede salir de una situación de violencia y poder con todo”.

Montaña concluye que uno de los mensajes de su libro –en el que pretende acercar a los padres a Google, a las redes sociales, a las nuevas formas de enamorarse, de demostrarse afecto o de atacarse, entre otras cosas– es precisamente que debemos ocuparnos de comunicarnos debidamente con nuestros hijos ahora. Tenemos que interesarnos por su universo y acercarnos a él desde la empatía desde que son pequeños. “Se trata de ocuparnos ahora para no tener que preocuparnos luego”, afirma la sexóloga.

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