NO IMPROVISES
Cómo dejar la nevera antes de irte de vacaciones
Una mala organización los días antes de las vacaciones puede pasarte factura en muchos aspectos, también con la nevera. Si este verano vas a pasar unos días fuera de casa, no olvides pensar en la nevera y en cómo la tienes que dejar para evitar riesgos y que se estropee. Te lo cuento todo en este artículo.

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Las vacaciones se acercan. Billetes comprados, maleta medio hecha (con suerte), compras de última hora... y nadie pensando en la nevera. La gran olvidada. Esa fiel compañera que ha aguantado táperes, ensaladas de dudosa procedencia y algún yogur que lleva desde antes de Semana Santa. Antes de cerrar la puerta de casa y decir adiós, la nevera también se merece atención.
Porque una nevera mal cerrada, mal organizada o directamente olvidada no solo puede causar olores dignos de una investigación criminal. También puede ser un foco de riesgos alimentarios si no se actúa con cabeza. Así que toma nota de estos consejos para dejar tu frigorífico listo para las vacaciones. Porque sí, la seguridad alimentaria también se va de viaje. Pero bien hecha.

Cómo dejar la nevera cuando te vas a de vacaciones
1. Haz un inventario (y no te hagas trampas al solitario)
No, esos restos de pasta no van a sobrevivir dos semanas. Ni ese cuarto de lechuga que ya tiene la textura del papel de arroz. Lo primero: haz limpieza. Abre el frigorífico con valentía, saca todo y analiza qué puedes consumir antes de irte, qué puedes congelar y qué, sencillamente, tiene que irse a la basura. Sin remordimientos.
Y ya que estás, haz una limpieza de esas que harían llorar de emoción a tu madre: bandejas, cajones, juntas de la puerta… Un paño con agua, lejía, dejar secar, y listo.
2. Regla de oro: no dejar alimentos perecederos
Quesos frescos, carnes, pescados, embutidos, huevos, lácteos abiertos… Todos estos son alimentos perecederos que, si no se conservan adecuadamente, pueden ser terreno fértil para bacterias como Listeria monocytogenes (sí, esa que crece incluso en frío).
Si te vas más de 3-4 días, mejor que no dejes este tipo de productos en la nevera. Si no vas a consumirlos antes de irte, congélalos. Pero hazlo bien: porciones pequeñas, en envases adecuados y etiquetados con la fecha. Congelar no mata bacterias, solo las pone en pausa. Así que asegúrate de que el alimento esté en buen estado antes de meterlo al congelador.

3. Vacía los botes con fecha dudosa (o sin fecha directamente)
¿Ese bote de pesto empezado que jurarías que lleva ahí desde el puente de mayo? Fuera. Los envases abiertos, aunque estén en frío, tienen vida limitada. Salsas, mayonesas, conservas abiertas, humus, cremas de untar… todos esos productos también se estropean, incluso si no lo parece a simple vista.
Y cuidado con la técnica de olerlos y quedarte tranquila. No siempre los alimentos en mal estado huelen mal o tienen moho visible. Así que, antes de jugar a la ruleta rusa de las bacterias, mejor prevenir.
4. Ajusta la temperatura y cierra bien la puerta
No es momento para experimentos: el frigorífico debe estar entre 0 y 5 ºC, y el congelador a -18 ºC. Antes de irte, asegúrate de que la puerta cierra bien, que no hay fugas de aire, y que ningún alimento está bloqueando la puerta desde dentro (sí, pasa).
Si vas a estar más de dos semanas fuera, una opción interesante es vaciar completamente la nevera y desenchufarla, dejando la puerta entreabierta para evitar moho y malos olores. Eso sí, solo si puedes hacerlo sin que eso afecte a otros electrodomésticos o si no tienes alimentos en el congelador.

5. Deja un recipiente con bicarbonato o café
Un truco de la abuela, pero que funciona: deja un recipiente abierto con bicarbonato sódico, café molido o incluso carbón activado en una de las baldas. Ayuda a absorber olores y mantener el interior más fresco. Y no, no es brujería. Es química básica.
6. No olvides el congelador (que también tiene sentimientos)
¿Sabías que si hay un corte de luz mientras estás fuera y el congelador se descongela, podrías volver a casa con todo estropeado… sin darte cuenta? Un truco: pon un vaso con agua en el congelador, congélalo, y luego coloca una moneda encima. Si al volver está en el fondo del vaso… Houston, tenemos un problema: hubo descongelación.
Este sencillo gesto te puede salvar de consumir alimentos que, aunque parezcan congelados, podrían haber estado en la zona de peligro térmico (entre 5 ºC y 50 ºC), donde las bacterias campan a sus anchas.
7. No tires alimentos que sí pueden quedarse (si no te vas mil años)
Hay algunos alimentos que pueden aguantar bien unas vacaciones cortas (menos de 1 semana), como:
- Frutas y verduras enteras (sin cortar)
- Leche UHT sin abrir
- Quesos curados bien envueltos
- Mermeladas, encurtidos y conservas sin abrir
Pero cuidado: todo lo que esté empezado, aunque sea de los que duran, tiene fecha de caducidad desde que lo abres.

8. Evita dejar tuppers como si fueran cápsulas del tiempo
Los táperes con restos de comida deberían ser consumidos, congelados o eliminados. Lo que no puede ser es volver de la playa y abrir uno con arroz que ha fermentado hasta convertirse en una especie nueva. Los táperes olvidados son un cultivo de bacterias.
Y por favor, no metas el táper caliente directo a la nevera antes de irte. Eso sube la temperatura del resto de alimentos y es un festival para los microorganismos.
9. Si tienes domótica, úsalas a tu favor
Si tienes enchufes inteligentes o una nevera conectada, puedes monitorizar la temperatura incluso desde la playa. No es imprescindible, pero da tranquilidad. Y siempre puedes avisar a alguien para que se pase si ves algo raro.
Y cuando vuelvas… no te fíes de la vista. Al llegar, revisa olores, aspecto y temperaturas. Si algo te genera duda… ya sabes: ante la duda, mejor tirar que lamentar.
Tu nevera no se va contigo de vacaciones, pero también necesita que la dejes lista. Así evitarás sustos, olores y bacterias rebeldes.
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