Acabamos con el mito
¿Bebes 8 vasos de agua al día? Pues lo estás haciendo mal
Lo ven escrito en las botellas de agua, en la publicidad… Se lo oyen decir incluso a los profesionales sanitarios: “Beba dos litros de agua al día”. Así, contundente, sin duda, sin consejo. Sin explicación. Dos litros enteros. O más. Total, que llegan a casa por la tarde y les toca beberse el último litro porque no les ha dado tiempo. Al final se lo beben de mala gana, casi forzados.
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Siento decirles que llevan años siendo fruto de uno de los mitos que más está costando eliminar en la sociedad. Y está costando porque es un poco medio verdad. Ya saben que los buenos bulos tienen una parte cierta para dar credibilidad y este no va a ser diferente.
Hace más de 70 años que un estudio del Consejo de Alimentación y Nutrición dijo que, en general, se necesitan unos 2,5 litros de agua al día. Me imagino a las empresas de envasado de agua invirtiendo en publicidad, informando al consumidor, dando bombo a este hallazgo tan importante.
Lástima que se les olvidara leer el artículo completo. Bueno, o la frase siguiente al menos, donde decía: “la mayor parte está contenida en los alimentos que se ingieren de forma habitual”. Es que claro, con esta frase no se consumiría tanta agua envasada.
Hay que reconocer que los argumentos que utilizan parecen avalar sus teorías:
- Somos 60% agua, por eso hay que beber agua. La frase es correcta: somos agua en un alto porcentaje y hay que evitar la deshidratación. La verdad es que, igual que no es necesario consumir azúcar extra porque el cerebro utilice glucosa, no tenemos que ingerir 2,5 litros de agua “libre” (por decirlo de alguna manera) forzados.
- La sed es el primer signo de deshidratación. No, la sed es un mecanismo de seguridad muy anterior a ningún proceso de deshidratación. No habríamos sobrevivido como especie si nuestro cuerpo nos avisara cuando la deshidratación ya ha comenzado. Aquí les añado un inciso para tener en cuenta: las personas muy mayores tienen menor sensación de hambre y sed así que sí que hay que ofrecerles alimentos o bebidas para evitar llegar a extremos.
Posteriores estudios han demostrado que no hay ninguna base científica para decir que necesitamos dos litros de agua al día.
Entonces, ¿de dónde obtenemos el agua? De casi todos los alimentos, si nosotros somos 60% agua, el resto también (incluso más).
El té, café, fresas, melón, sandía, manzana, pepino… hay infinidad de alimentos que aportan agua y que conseguirán que estemos lo suficientemente hidratados.
No podemos concretar la cantidad de agua que necesita una persona (ya sé que les habría gustado más que les dijera: en vez de dos litros, uno. No es tan sencillo). Dependiendo de varios factores en diferentes circunstancias podemos necesitar más o menos. Según el clima, la actividad física, la dieta, el peso…
Así que, sí. Hay que beber agua, vale. Pero sin obsesión, sin dramas por no haber llegado a esos dos supuestos litros.
De hecho, beber más agua de la necesaria (algunos insensatos dicen que cuanta más agua bebas, mejor) puede tener en nosotros efectos negativos. Los niveles de sodio bajan en nuestra sangre y podemos sufrir nauseas, vómitos, confusión, dolor de cabeza… en casos más extremos hasta coma. Así que cuidadito con pasarse.
Cuando hacemos deporte necesitamos hidratarnos más, para que no ocurra esta temida hiponatremia nos bombardearon a publicidad sobre las conocidas bebidas isotónicas donde se recuperaban esas sales minerales que perdíamos. Pues ya les digo que tampoco sirven (ni para eso ni para la diarrea). La cantidad de azúcar que tienen es muy elevada y la de potasio demasiado pequeña. Esta carga extra de azúcar puede provocar una diarrea osmótica (cuando hay mucha concentración de una sustancia a dos lados de una membrana – por ejemplo, nuestro intestino- el agua tiende a ir de donde hay menos concentración a donde hay más). Esta diarrea osmótica puede hacer que nos deshidratemos. La opción correcta es tomar agua y fruta, un plátano, por ejemplo. Con eso es suficiente.
Así que con este calor… manténganse correctamente hidratados consumiendo frutas, verduras, té, o lo que les apetezca. Y sobre todo: dejen de contar vasos de agua. Disfruten del verano.
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