HOY SE CELEBRA EL DÍA MUNDIAL DE LA CROQUETA
Trucos para hacer croquetas de un modo más rápido y sencillo
Las croquetas caseras están más buenas. Punto. De hecho, no hay punto de comparación, pero ay, las horas que hay que echar para que queden buenas, y el trabajito que nos dan. Hoy es el Día Mundial de la Croqueta y, para celebrar las maravillas de este plato todoterreno, hemos recopilado algunos truquillos para que hacerlas sea un poco más fácil.
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1- Congela la bechamel. Muchas veces lo que da más pereza de hacer unas croquetas es tener que preparar la bechamel desde cero. Para ello, una buena idea es hacer una buena bechamel ligera y congelarla en las porciones necesarias. Al descongelar, es posible que quede algo más espesa que cuando la elaboramos, de manera que podemos añadirle un chorro más de leche y pasarla unos segundos por el túrmix si queda levemente grumosa. Es importante tener en cuenta que la salsa bechamel de las croquetas debe ser algo más espesa que lo habitual, y que tampoco hemos de dejar que se eternice en el congelador.
2- Croquetas de patata. No hace falta que las croquetas sean siempre de rabo de toro o de pollo guisado durante horas con decenas de especias. ¿Has probado a elaborar unas sencillas croquetas de patata? Basta con elaborar un puré de patata al uso, con la receta que prefiramos, dejarlo enfriar y crear bolas de patata rebozadas con pan rallado y huevo. Si queremos darle un toque diferente, en el interior de la bola de patata podemos añadir queso cremoso, atún, jamón York o cualquier ingrediente que tengamos en casa, ya que las patatas quedan bien con todo. Estarán listas en nada y serán una guarnición resultona y sabrosa para cualquier plato.
3- De pollo a l'ast. Ese pollo que sobra del domingo no se tira bajo ningún concepto. Pícalo muy pequeñito y, si no te apetece ponerte a hacer una bechamel, añádele patatas hervidas y forma una pasta. Reboza, fríe y... ¡listas! Tendrás unas croquetas rápidas y fáciles en pocos minutos.
4- Congela sin rebozar. Algo que los elaboradores concienzudos de croquetas tienen clarísimo es que cuando nos ponemos a hacer croquetas hacemos para un regimiento. Porque ya que te pones, tiras de congelador y tienes provisiones para unas cuantas semanas, aunque en muchas ocasiones nos da una pereza atroz ponernos a rebozar una a una cuando ya hemos acabado el proceso. No te preocupes, no es necesario que las congeles ya rebozadas: mételas en el congelador sin rebozar y pásalas por huevo y pan rallado (o panko) cuando llegue el momento de freír.
5- No idees rellenos, tira de los que ya tienes. ¿Que te estás preparando una lasaña de espinacas y queso fresco? Prepara un poco más de relleno y utilízalo para hacer croquetas. ¿Un fricandó? Ídem. ¿Un pollo al horno? También. Lo bueno de las croquetas es que pueden ser de cualquier cosa, y que cualquiera de nuestros guisos caseros va a dar lugar a unas croquetas excepcionales. Solo tenemos que planificar bien, cocinar algo más de cantidad de la prevista y hacer croquetas cuando nos vaya bien (siempre podemos congelar el relleno y hacer las croquetas cuando tengamos tiempo). Desde un bacalao a unas gambas, un cochinillo, unas acelgas y, por supuesto, la carne del cocido.
6- Ibérico, un valor seguro. Unas croquetas que siempre funcionan y no son nada laboriosas son las de ibérico. Y si decimos ibérico queremos decir ibérico, no un jamón cualquiera de chichinabo que adquiramos a precio de saldo en cualquier sitio. Basta una buena bechamel y un jamón de calidad, que pasaremos por la sartén unos segundos con un toque de aceite y cebolla fina picada, para tener unas croquetas perfectas listas en poco tiempo. ¿Una idea? Infusiona previamente la leche de la bechamel con el hueso del jamón, si dispones de él, y, como decíamos antes, si has comprado un jamón y te sobra todo el hueso, no dudes en elaborar una buena bechamel, congelarla y aprovechar para sacarla siempre que quieras elaborar croquetas de ibérico.
7- De chocolate. Cuando decimos que se pueden hacer croquetas de todo, queremos decir de todo, también croquetas dulces. Como las de chocolate para postres, que simplemente hay que derretir junto a una bechamel ligera y rebozar, pongamos por caso, con galletas trituradas.
8- De quesos. Los amantes del queso buscan constantemente nuevas maneras de disfrutar de su plato favorito. ¿Qué tal unas sencillas croqueta de quesos? Desde queso azul a gruyère, cuatro quesos, o tres, o dos, Brie, Camembert... lo que se tercie. Basta con derretir en una sartén los quesos con la bechamel suave, hasta conseguir una masa consistente, y freír en abundante aceite. Es importante que la fritura sea perfecta, ya que de lo contrario los quesos no quedarán bien derretidos, por lo que es conveniente no escatimar con el aceite. También es fundamental comerlas bien calientes, cuando acaben de llegar a la mesa, para que no pierdan la consistencia.
9- Croquetones. Las croquetas grandes están desapareciendo injustamente de nuestras vidas, y qué pena. Si no tenemos el cuerpo para echar la tarde enrollando croquetas, ¿por qué no preparar unas croquetas grandes, que funcionen prácticamente como plato principal acompañadas de una ensalada? Fáciles y ricas, seguro que sorprenderán al personal.
10- Cambiamos bechamel por arroz. Si la bechamel nos da una pereza atroz, nada como cambiarla por un buen arroz, mucho más ligero e igualmente efectivo. A partir de aquí, imaginación al poder: desde chorizo a palitos de cangrejo, pescado, jamón York... No hay ingrediente que se resista.
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