Retrococtelería
El regreso del Peppermint Frappé: la bebida más viejuna vuelve a ser 'cool'
Icono de la España de los 70, reivindicamos un combinado de color llamativo y peculiar sabor mentolado. Aparta, gin tonic. Aquí regresa el 'Peppermint Frappé'.
Publicidad
En los 70 y 80 hubo una serie de bebidas inefables en el mundo de las boites y discotecas. Combinados imposibles con extra de azúcar, colores muy artificiales y presentaciones un tanto horteras que harían encanecer a los cocteleros de la escuela clásica británica. Brebajes tan bizarros como la Lugumba (Coñac con Batido de chocolate Cacaolat u Okey), el Cua-Cua (licor 43 con Cointreau), la Mosca (mosto y Cointreau), el Sol y Sombra (Coñac con Anís), la Vaca verde (Peppermint y leche), el Destornillador (Vodka con Kas de naranja), el Torombolo (Vodka y Zumo de Piña), el Orgasmo (Licor de Melocotón y Kas de limón), el Semáforo (Granadina, Licor 43 y Peppermint) o el Cerebrito (Baileys y Granadina). Bebidas muy gore que triunfaron en su época en las sesiones de discotecas, boites y pubs de barrio como Consulado, Tartufo, Cleofás, Pirandello o Pasapoga. Eran tragos largos ('long drinks') pues se servían en vaso grande o copa y estaban compuestos por una o varias bebidas alcohólicas y otras que no lo eran. Bombas de azúcar y alcohol que podemos catalogar como "bebidas viejunas", que se pusieron de moda entre la fauna nocturna, y que en la actualidad han pasado al olvido, o directamente a la categoría de bebidas 'freak'.
Pero sin duda el rey de los tragos largos bizarros, fue el Peppermint Frappé, compuesto por un licor de menta o Peppermint (agua, azúcar, alcohol y aroma natural de menta con una graduación alcohólica de 25 grados) y mucho hielo picado. Es muy fácil de hacer: se llena una copa flauta con hielo pilé o frappé hasta el borde. Se vierte despacio el 'peppermint' (nombre que recibe en inglés la menta), para llenar la copa hasta el borde. Se sirve con una pajita. Para darle más glamour mejor escoger un vaso retro con bordes o dibujos dorados, o de cristal tallado y coloreado. Para decorarlo se puede cristalizar el borde con un caramelo de menta machacado, o azúcar verde (tras añadirle un chorro de Peppermint).
A finales de los 60, era la típica bebida de "chicas descarriadas" o "pilinguis" que alternaban en la Costa Fleming, como las que interpretaban las 'starlettes' de la época en el cine 'soft core' y desarrollista. Este "trago largo mentolado", nos visualiza referentes estéticos tan fuertes como Bárbara Rey, Mirta Miller, Sandra Mozarovsky, Lina Romay, Nadiuska, Helga Liné, Edwige Fenech, Bárbara Bouchet, Agata Lys, Susana Estrada... que quemaban las boites con un copazo de Peppermint en una mano, y un cigarillo largo, estrecho y negro con boquilla de la marca More en la otra. También era la favorita de los travestis y transexuales de clubs como Barcelona De Noche, Wisky Twist, Gambrinus, Andalucía de Noche, Gay Club o Saratoga pues era un trago "hiperfemenino", y lo usaban como un complemento más, como el maquillaje o los modelazos. Lo bebían estrellas del género como Paco España, Elianne, Yeda Brown, Dolly Van Doll, Brigitte Saint John, Capucine o Coccinelle. Un nivelazo. Una fantasía.
Pero la imagen más potente viene de un cine más de autor. El icono cinematográfico que acabó por convertir a esta bebida en icónica, fue la obra maestra de Carlos Saura Peppermint Frappé protagonizada por Geraldine Chaplin y José Luis López Vázquez. En este film se presenta como un trago sofisticado asociado a la pasión 'fetish' y 'fashion' del protagonista por dos mujeres antagónicas. Saura elevó y dio clase al Peppermint Frappé, asociándolo a la cultura, la moda y el erotismo. Valores extra para una bebida muy femenina, glamourosa e incluso con tintes afrodisiacos. Geraldine Chaplin es al Peppermint lo que Nico (musa de Warhol y cantante de la Velvet Underground) fue al Brandy de bodegas Terry. Imagen icónica.
Pedir un Peppermint Frappé hoy en día es recuperar todo un estilo de vida perdido, y muy divino, que en 2018 se reivindica como modernidad. La mujer o el hombre (no se es un "hombre blandengue" como diría El fary por beberlo) que lo pida, se empodera automáticamente, aparte de quedar como el más 'cool' y sofisticado de sus amigos. Se puede solicitar su preparación (no es algo que esté en las cartas de cócteles de los locales) en cualquier coctelería que tenga licor de menta en su botillería. Además de estar muy rico, es digestivo y no es nada caro. Procede totalmente.
Publicidad