NUEVAS FORMAS DE ELABORARLA Y CONSUMIRLA
Horchata 3.0
La gente de Mon Orxata revoluciona el mundo de la chufa con artilugios como el ChufaMix o el lubricante sexual con horchata, entre muchos otros.
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Hay cosas en la vida que no se pueden hacer. Por ejemplo, comprar horchata de esa envasada, servirla en una merienda y hacerle creer a tus invitados que están tomando horchata. No, queridos, no, eso NO es horchata. Eso es un brebaje. De toda la vida, desde que una era una enana, la horchata, ese tipiquísimo producto valenciano que bebías con deleite al llegar el verano, se tomó siempre en las horchaterías, que eran, son, unos lugares donde sólo se servía “esa refrescante bebida” y los no menos típicos fartons. Luego ya se puso limón granizado, pero sólo lo pedían los raritos. Las horchaterías estaban casi todas en Alboraya, el pueblo valenciano más común de cultivo de chufa. También había algunas en el centro de la ciudad de Valencia. Los años pasaron, mi gusto por la horchata no, y llegaron diferentes mejunjes. De tal manera que una iba a Madrid y había lugares donde te ofrecían horchata y te servían un líquido blanco e insípido. De igual manera que una iba también a Madrid y te ofrecían paella y luego te servían arroz con cosas. Sacrilegios, vaya.
De pronto un día alguien me dijo que la horchata PODÍA hacerla en casa. Un proceso laborioso sí, pero tan resultón, tan, tan resultón, que todos los veranos me ponía. Y era la estrella de las tardes estivales, sobre todo entre los madrileños, cántabros, catalanes o vascos que creían que ese brebaje blanco de sus lugares natales era la horchata, del mismo modo que creían que la paella era arroz con cosas. Esos tópicos que produce la ignorancia, ya saben.
Y entre tanto, surgen los tipos de Mon Orxata, una empresa valenciana que se propuso quitarle la supuesta caspa que tenía esta bebida, modernizarla y darle buen rollo. Para lograrlo, cinco jóvenes de distintas disciplinas profesionales se unen con un objetivo claro: "devolver a la chufa y a la horchata artesana a la posición histórica, gastronómica y cultural que pensamos, merece". Y lo lograron. Este año cumplen su décimo aniversario. ¿Cómo? Aquí la secuencia.
La horchata, a la calle
Un día vimos en Valencia señoras con gorrito tirando de un carrito que anunciaban horchata. "La idea, -me cuentan desde Mon Orxata,- surge por la dificultad que se tenía de encontrar buena horchata en el centro de la ciudad. Tras darle muchas vueltas decidimos retomar una tradición: los carritos intentan imitar la forma en que se transportaba la horchata desde los pueblos de l'Horta Nord a Valencia en el siglo XIX. Se lanza el primer carrito en el 2003, con un enfoque ecológico, ya que no contamina, no emite ruidos y enfría por hielo. Hoy hay unos 20 carritos en los lugares más emblemáticos de Valencia. Atendidos además por señoras mayores de 45 años, algunas con dificultades para encontrar trabajo". Habían vuelto de un viaje por Sudamérica donde los carritos con bebidas similares eran frecuentes, así que dijeron, zas, aquí hay una gran idea.
Así que de repente ya no tenías que sentarte en un local típico: ellas, las chicas neoyorquinas llevaban su vaso de cartón con sus capuccinos de Starbucks y nosotras, las chicas mediterráneas, nuestro vaso de horchata. Y ambas, mientras, buscábamos zapatos, ¿qué pasa? El exitazo de la iniciativa (tienen una importante retahíla de premios) se debe, según ellos, a dos cosas: “nos gusta lo que hacemos, nos preocupamos enormemente por la calidad del producto y porque sea dispensado con la mayor de las sonrisas”. Parece fácil, ¿no?
La horchata, en casa
Sale ChufaMix, uno de esos cacharros de cocina que en principio parece que no vayas a usar, pero que luego sí. He de reconocer que me dolió que los de Mon Orxata le enviaran uno a mi amigo Mikel L.Iturriaga, que no había hecho horchata en su vida y que además es vasco, y vive en Barcelona, y no a mí, valenciana de pro que llevaba haciendo horchata casera con mis manitas, mis coladores de tela y mis aparejos artesanales, desde que salí de la adolescencia. Pero ese es otro asunto. Por él supe que la máquina era maravillosa. Pero ¿qué es exactamente? Pues eso, un trasto que bate la chufa y que tiene un filtro que emula al colador de tela de nuestras abuelas. Una máquina sencilla y eficaz que tiene detrás, según Mon Orxata, un importante trabajo de infraestructura inversión, estudios, pruebas, etc. "Y una de las cosas más curiosas es que el aparato se ideó como elaborador de horchata pero enseguida saltamos a Europa, donde las leches vegetales tienen gran acogida y sorprendentemente no hay una herramienta similar. La comunidad vegetariana y healthyliving está encantada de poder hacer leches de soja, sésamo, avena, cáñamo… en cinco minutos. Nunca sabes dónde puedes tener un nicho de mercado. Ahora seguimos abriendo mercados a EEUU, Sudáfrica, Japón y Suramérica, donde por ejemplo, la leche de arroz es muy utilizada".
La horchata, sin aditivos
No, queridos españoles, no. Mon Orxata tiene un ámbito local, no está fuera de España porque la horchata es artesana, totalmente natural: en esta era de refrescos industriales "proponemos una bebida que no lleva ningún aditivo químico, es puro zumo de chufas. Por eso tiene una caducidad muy corta y es imposible exportarla". Han tenido muchas propuestas para llevarla más allá de los mares, pero va a ser que no. De todos modos, siempre podéis venir a Valencia y visitar de paso el Palau de les Arts, antes de que se desmorone del todo. “Digamos que nos hemos quitado esta espinita creando un utensilio como ChufaMix y haciendo que cualquier persona del planeta pueda hacerse una bebida vegetal en cinco minutos en su propia casa. ChufaMix sí tiene vocación global”.
La horchata, el sexo y más cosas
Tras los carritos, tras el ChufaMix, experimentaron. Y resulta que encontraron propiedades en la chufa para otros asuntos, y hasta pusieron tienda. Así nacieron chocolates, cremas, jabones, aceites, miel, mermeladas, licores, cervezas... "Lo que queríamos era aprovechar todo lo bueno de la chufa, que es mucho: vitaminas C y E , fósforo, magnesio, potasio, calcio y sus propiedades antioxidantes, etc y trasladarlo a todos esos productos". Y a algo hasta ahora inimaginable: un lubricante sexual de chufa...
Acabo aquí: sé que ya no vais a seguir leyendo porque os habéis ido directamente a mirar ESO. ¿O no?
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