NOS LO CUENTAN EN EL LIBRO 'CEREALES'
Cinco semillas que deberías incorporar a tu dieta
No las tenemos muy presentes, pero las semillas suelen tener numerosas propiedades y son muy fáciles de incorporar a la dieta, pues basta añadirlas al yogur, las ensaladas o incluso, en algunos casos, el café o el té. En 'El gran libro de los cereales' (Lunwerg, 2015), una joya en forma de recetario (con su parte divulgativa) sobre el mundo de los cereales, las legumbres y las semillas, Molly Brown nos recomienda, entre otras cosas, algunas semillas para incorporar a la dieta. Aquí van cinco.
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1- CHÍA. La chía es el superalimento por antonomasia y es tan versátil que puede utilizarse tanto para añadir a la ensalada como a sopas, smoothies, panes, cereales, galletas, pasteles o incluso al té y al café. Es muy recomendable tomarla a la hora de desayunar, pues contiene proteínas, calcio, hierro y vitamina B. Las semillas de chía pueden consumirse de forma natural o germinada, y una de sus particularidades es que contienen más ácidos grasos omenga-3 que el salmón, además de toda una batería de minerales y antioxidantes. Son especialmente apreciadas por los deportistas, pues favorecen el crecimiento muscular, además de reducir la tasa de colesterol y limitar los riesgos de enfermedades cardiovasculares. Cuando las semillas de chía se combinan con líquido (como agua, leche, zumo o yogur), forman un gel debido a la fibra soluble que contienen, lo que nos ayuda a sentirnos llenos por más tiempo y también a retrasar el aumento de azúcar en la sangre.
2- SÉSAMO. "Hay semillas de sésamo de color marrón, rojo, negro, amarillo y beige", explica el libro. "Las más oscuras son también las más sabrosas y están muy extendidas en la cocina de Oriente Medio, como también en Grecia, Turquía y los Balcanes, sobre todo en el pan y la repostería". Las semillas de sésamo contienen manganeso, calcio, magnesio, fósforo y vitamina B. Si no nos agrada consumirlas naturales o germinadas siempre podemos consumirlas en forma de pasta o en aceite, para cocinar.
3- LINO. Cada vez se consumen más en Occidente gracias a sus grandes cantidades de omega-3, manganeso, magnesio, fósforo, fibra y vitamina B1. Son un poco más grandes que las de sésamo y pueden añadirse a la masa del pan, al muesli o las 'galettes' de avena, por ejemplo. Favorecen el tránsito intestinal, de manera que son perfectas para personas con dificultades para ir al baño. Pese a que su sabor en pequeñas cantidades suele ser discreto, hay quien las tomar en cápsulas como suplemento alimentario. Es muy habitual también en el pan.
4- CÁÑAMO. Aquí encontramos una fuente inigualable de omega 3, 6 y 9, un tipo de ácidos grasos que el cuerpo no fabrica por sí solo y que hay que buscar en la dieta. Por este motivo, suplementos como las semillas de cáñamo, que pertenecen a la familia del cannabis pero sin su componente psicoactivo, suelen ser altamente efectivos, y vamos a sentirnos mejor prácticamente desde el día que empecemos a tomarlos. Pueden utilizarse para componer vinagretas originales o consumirse de forma natural, añadiendo, por ejemplo, una cucharada a nuestros 'smoothies'.
5- AMAPOLA. Son unas semillas minúsculas que tienen un color negro grisáceo y que aportan fibra, vitamina B, calcio, potasio, manganeso, magnesio y cinc. Dice 'El gran libro de los cereales' que "resaltan bien en las preparaciones con remolacha y son especialmente sabrosas si se añaden a la masa de un pastel de cítricos. Se pueden espolvorear sobre una ensalada compuesta de ingredinetes de colores" y recomienda combinarlas con los ñoquis del norte de Italia, preparados con pan, remolacha y queso blanco.
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