¿En qué te tienes que fijar para elegir el protector solar más adecuado para tu piel?

El protector solar no es solo para la playa. Es tu escudo diario contra el envejecimiento prematuro, las manchas y, lo más importante, los daños del sol. Pero no todos los protectores son iguales, elegir el correcto puede marcar una gran diferencia.

El FPS (factor de protección solar) no siempre debe ser el mismo. Si solo vas a salir a dar una vuelta o al trabajo, un FPS 30 está bien. Pero si vas a estar al aire libre por varias horas, en la playa o en la montaña, sube a FPS 50+. Asegúrate de que este sea de amplio espectro, es decir, que proteja de los rayos UVA (envejecedores) y los rayos UVB (que queman la piel).

Después, piensa en cuál es tu tipo de piel. Si se trata de una piel grasa, busca fórmulas oil free, pero si es seca deberás escoger una hidratante con textura cremosa. Si tienes una piel sensible, apuesta por protectores con óxido de zinc o dióxido de titanio, que son más suaves. Y si tienes tendencia a las manchas, busca opciones con antioxidantes o que sean específicas para evitar la hiperpigmentación.

En caso de que la vayas a usar en la playa o en la piscina, o simplemente si vas a sudar en un ambiente caluroso, necesitas una que sea resistente al agua. Pero ojo, eso no significa que vaya a durar todo el día, renuévala cada dos horas, aunque no te hayas mojado, y así evitarás molestas quemaduras.

Elige la textura que te resulte más cómoda, hay donde elegir: en gel, crema, spray, stick… Lo importante es que te protejas. Recuerda revisar la fecha de caducidad de verano a verano, y no la dejes olvidada en el coche o en la toalla, donde la pueda dar demasiado el sol mientras que te das un chapuzón, ¡pierde efectividad cuando se expone a altas temperaturas, alterando sus componentes!

El mejor protector solar es el que se adapta a ti, así que úsalo y no hagas pereza a la hora de aplicarla. Es importante.

Stick solar, una forma muy fácil de echarse crema si eres de los que te da pereza