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SISTEMA PRÁCTICAMENTE INFALIBLE

La biometría, la tecnología que pondrá fin a las contraseñas

Las contraseñas tienen las horas contadas. Gracias a la biometría, identificarnos a través de nuestras huellas dactilares, el iris, o un reconocimiento facial es posible además de muchos más seguro. Ya son muchos los restaurantes y tiendas que utilizan esta tecnología para que sus empleados fichen al entrar.

La biometría no es algo nuevo, ya en el siglo XIV los comerciantes chinos para identificarse ponían las palmas de sus manos en papel con tinta. Desde entonces, ha cambiado la técnica, aunque no el fin, que no es otro que identificar a los individuos.

Hoy en día el objetivo está cumplido gracias a los nuevos softwares que han convertido estos sistemas en prácticamente infalibles.

Stephen Eliott, un investigador de biometría de la universidad de Purdue, apunta que "la biometría es útil en diferentes áreas: a la hora de viajar, por ejemplo, en los controles fronterizos agiliza los trámites. También entre los consumidores, ya que muchos de los teléfonos inteligentes tienen sensores inteligentes que en las compras evitan acciones fraudulentas".

También ha resultado de gran utilidad en los restaurantes de comida rápida. Gracias a un sensor donde dejan su huella, los dependientes reconocidos pueden abrir al caja y no es necesario recordar ninguna contraseña.

Muchas veces, las contraseñas las creamos basándonos en datos personales. Ahora, al saberse mucho sobre nosotros debido a las redes sociales, damos pistas a los que quieran suplantarnos.

El sistema biométrico más fiable es el del control a través del iris y la retina. El reconocmiento a través del rostro tambien es bastante eficaz, siempre que sea en 3D. El control a través de la voz y la firma son, en cambio, más vulnerables.

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