Coronavirus

Síntomas depresivos y brotes de tristeza, la realidad de los niños durante la pandemia

A pesar de ser un grupo de edad con menor riesgo al Covid-19 que los adultos, los riesgos de síntomas depresivos y ansiosos en niños se ha visto realmente afectado durante la pandemia. También el confinamiento domiciliario ha afectado a la reducción de interacción social, lo que está afectando a la salud de los más pequeños y a su rendimiento académico.

Niños de espaldas

Niños de espaldasGetty Images

Publicidad

Una crisis sanitaria ha azotado el mundo. Desde el mes de marzo de 2020 un virus ya conocido, el coronavirus, nos ha cambiado la vida y por ello, nos hemos visto obligados a establecer medidas tajantes para combatirlo.

Con un indice de contagio muy elevado, los niños han sido un foco de gran preocupación en la sociedad. A pesar de tener menos tendencia a contagiarse y en principio padecer en menor gravedad la enfermedad, siguen siendo un punto débil dentro de esta pandemia que a ellos mismos no les ha dejado indiferentes. Pero, ¿han enfermado más los niños desde que empezó la pandemia?

Hay estudios que certifican que, desde el comienzo del covid-19 y con él sus restricciones y normativas sanitarias, se ha observado una disminución de la actividad asistencial en los servicios hospitalarios de Pediatría.

Según los datos del Hospital Universitario Central de Asturias, el número de niños atendidos se redujo un 46% entre 2019 y 2020. Los ingresos en planta sufrieron también un gran descenso, han pasado de 1.113 a 699 de 2019 a 2020.

Además, los datos reflejan una actividad pediátrica menor en más hospitales de nuestro país como el Hospital Universitario La Paz de Madrid o el Hospital Son Espases de Palma de Mallorca. Pero no solo se ha notado a nivel nacional sino que países como Estados Unidos, Italia o Alemania también han visto una disminución en los servicios de pediatría.

Estas bajadas pueden asociarse a varias causas. Una de ellas podría ser que las medidas de control para detener la expansión del virus han reducido el contagio de otras enfermedades como la gripe o la bronquiolitis. Y por otro lado, también ha podido influir el confinamiento domiciliario, donde se ha reducido los accidentes y traumatismos.

A pesar de que todo esto parezcan buenas noticias, la baja disponibilidad de los servicios de atención sanitaria durante la pandemia junto con la idea de querer evitar visitar centros sanitarios, también podrían haber influido. Dos condiciones para nada positivas que son factores de riesgo para la salud infantil.

¿Ha afectado la Covid-19 a la salud mental de la infancia?

La poca interacción social, la incertidumbre de lo que pasará y el temor al virus están provocando ansiedad y estrés en la población. La situación ha puesto en jaque a muchas personas y familias que están pasando por uno de los peores momentos de su vida económicamente y socialmente.

La situación puede aumentar el riesgo de negligencia en los cuidados a la infancia y también el riesgo de maltrato infantil. Estos factores afectan muy negativamente a la salud mental de los más pequeños, que agravan problemas psicológicos y originan problemas emocionales en niños que previamente estaban sanos.

Se ha demostrado que ha habido un aumento de síntomas depresivos y ansiosos en niños en relación con la reducción de interacción social y la menor realización de actividades fuera de domicilio durante la pandemia. El cierre de colegios, escuelas o parques ha generado una bajada en el rendimiento académico y el aprendizaje, que principalmente se basa en la imitación precisa de interacción interpersonal, se ha visto gravemente afectado. Con el las habilidades sociales y/o la regulación emocional

Alarmas por la obesidad y el estrés postraumático infantil

La pandemia ha sido un momento general de adopción de un estilo de vida poco saludable con reducción de ejercicio físico, aumento de consumo de alimentos procesados, más tiempo dedicado a videojuegos y pantallas, y alteraciones de ciclo de sueño entre otras cosas. Estas acciones han venido de la mano del confinamiento, que ha provocado un aumento de obesidad entre la población infantil.

Otro impacto alarmante es el de la separación de los niños de sus seres queridos y cómo les afecta. Las medidas de aislamiento han hecho que confinar a padres y familiares de los más pequeños alejándolos de estos han creado brotes de reacciones ansiosas, de tristeza y de irritabilidad. Entre los niños que estuvieron confinados, 1 de cada 4 han sufrido síntomas depresivos o de ansiedad, presentando un 30% criterios de estrés postraumático.