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en lanzarote

Registro en el domicilio del detenido acusado de la desaparición de Romina

El marido de la joven paraguaya desaparecida en Lanzarote sigue negando que la haya matado. Sí ha reconocido que descuartizó el cuerpo y que intentó quemarlo antes de lanzarlo al mar. En las últimas horas ha sido registrada su casa.

La Guardia Civil ha registrado esta tarde la casa de Costa Teguise (Lanzarote) donde residía la joven paraguaya Romina Celeste Núñez en busca de indicios que revelen cómo murió, ya que su marido sostiene que no la asesinó, sino que se la encontró muerta y solo se deshizo de su cadáver.

El domicilio donde vivía la pareja estaba precintado desde el pasado jueves, cuando la Guardia Civil comenzó a estrechar el cerco sobre el que desde el primer momento fue su primer sospechoso, Raúl D.C.

La joven desapareció la noche de Año Nuevo, pero su pareja no lo denunció hasta pasada una semana, cuando sus familiares en España y Paraguay, donde tiene un hijo de 4 años, empezaron a inquietarse por la falta de noticias. Raúl D.C. alegó entonces que si no había acudido antes a las autoridades era porque no era la primera vez que Romina cortaba todo contacto con él tras una discusión.

Desde el momento de su arresto, la Guardia Civil ha difundido que cuenta con "indicios suficientemente razonables" para culparle de la desaparición de su esposa, que tenía 29 años, pero sigue investigando para determinar si cabe imputarle su muerte, porque Raúl D.C. asegura que solo discutió con la joven, pero no la mató. En su declaración policial, el detenido contó a los agentes que la noche de Año Nuevo se marchó de casa tras discutir con Romina Celeste y que, al regresar, ella estaba muerta. Raúl D.C. alega que ese momento estaba bajo el efecto de las drogas que había consumido, que se asustó y que decidió que lo mejor era deshacerse del cuerpo.

El sospechoso ha declarado que tiró los restos mortales de su esposa al mar, pero no de forma inmediata. Primero los tuvo unos días en casa, luego intentó quemarlos en el jardín y, cuando vio que de ese modo no podía hacer desaparecer el cuerpo, pensó en el mar. Sin embargo, al mover de nuevo el cadáver, este se rompió por los daños que le había ocasionado el fuego. Según su propia versión, entonces Raúl D.C. recogió los restos, alquiló un coche y los tiró al Atlántico en varios puntos de la costa de Lanzarote, los mismos que la Guardia Civil rastrea desde el lunes.

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