Oposiciones

Lucía Álvarez, ciega de nacimiento, aprueba las oposiciones a la primera: "En septiembre estaré dando clase"

Tiene 24 años, una voluntad de hierro y todas las ganas posibles. "La preparación fue dura, fueron muchas horas de estudio", asegura esta viguesa que ya espera destino como profesora para el próximo curso.

Lucía Álvarez

Lucía ÁlvarezAntena 3 Galicia

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Alegre, positiva y, sin lugar a dudas, una trabajadora nata. Lucía Álvarez nos abre las puertas de su casa y nos enseña el rincón en el que más tiempo ha pasado durante los últimos 10 meses, su habitación. "Empecé a preparar las oposiciones en septiembre y la verdad es que no contaba con esto", sonríe refiriéndose a su aprobado en la primera convocatoria a la que concurría.

Tiene 24 años, es graduada en Ciencias del Lenguaje y Estudios Literarios por la Universidad de Vigo con la especialidad de Filología Hispánica, y es ciega de nacimiento. ¿Es más difícil para ella opositar con una discapacidad visual? Preguntamos. Lo cierto es que puede parecer obvio pero ella no parece partidaria de la queja y no le da demasiada importancia, valora la oposición con la complicación que tiene para cualquier estudiante. Aún así reconoce que el camino ha sido duro.

Su preparación la hace, fundamentalmente, a través del ordenador. En su portátil tiene una especie de teclado que le permite leer en Braille lo que en el ordenador está escrito en lenguaje ordinario, digamos, y viceversa. "Puedo escribir en Braille con este aparato como si fuera una máquina Perkins y lo reproduce en texto", nos explica. Con esto estudia y con esto también ha podido examinarse. Además a través de este programa su ordenador reproduce de manera oral el texto. ¿Pero tiene que ser más difícil memorizar escuchando? "Depende, es cuestión de a qué te acostumbres", relata.

En la primera prueba de las oposiciones sacó un 9,576

Agradece a sus preparadores y también a la ONCE todo el apoyo y facilidades que le han dado, y que le han ayudado a sacar, ni más ni menos, que un 9,576 en la primera prueba de la oposición. Cuando vio la nota de la segunda, un no menos meritorio 6,46, y supo que había conseguido la plaza, no se lo creía. "Necesité un tiempo para asimilarlo. Sabía que lo llevaba bien preparado pero también sabes que las oposiciones son duras y que hay mucha gente que se esfuerza mucho y aún así no siempre sale. Fue una alegría tremenda, estaba en una nube", recuerda. A su lado en nuestra visita está su madre, entre la emoción por lo conseguido y los nervios por saber a dónde se irá Lucía en apenas un mes. "A cualquier punto de Galicia puede ser", confirma ella.

Dará clase de Lengua Castellana y Literatura a alumnos de Secundaria, es decir, de la ESO y Bachillerato. ¿Nerviosa? Lógicamente lo está, como buena principiante, pero gana la motivación. "Espero poder enseñarles, además de los conocimientos de la asignatura, muchas más cosas. Dar clase desde la transversalidad y que entiendan lo que es una discapacidad visual". Porque esto en sí mismo ya cambia las cosas. Ya abre puertas, el simple conocimiento. "Y al mismo tiempo espero también que ayude a que se den cuenta de que con esfuerzo y trabajo se pueden conseguir las cosas", reflexiona.

"Con esfuerzo las cosas se pueden conseguir"

En su caso sí hubo quien le habló de la parte difícil, incluso quien se lo puso demasiado crudo cuando ella decidió tomar este camino, pero Lucía no dudó. “La verdad es que le agradezco a esa gente que me decía que la enseñanza es muy difícil porque también me ayudaron a pensarlo y a darme cuenta de dónde me iba a meter”, nos dice una vez más con su positivismo innato.

El centro al que le toque finalmente incorporarse para el próximo curso tendrá que adaptarse levemente a las necesidades. Decimos levemente porque quizá es menos de lo que pudiera parecer, aunque no por ello hay que prestarle menos importancia. "Necesito llevar mi ordenador, una pantalla táctil y algunas cosas así. A la hora de dar clase poco más. Sí que puede ser que si hay alguna prueba que los alumnos hacen en papel me la tengan que leer, pero leer para que la corrija yo, no hacer mi trabajo", matiza.

Un camino que, lejos de terminar con este aprobado, empieza ahora, y que es uno de esos que no solo es importante para quien lo recorre, si no para los muchos vienen detrás. "A veces es desconocimiento, hay cosas que no se adaptan porque no se sabe ni siquiera que necesitan ser adaptadas", asegura nuestra protagonista. De ahí la importancia de la visibilidad.

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