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En un crematorio de Gibraleón

Laura Luelmo, incinerada tres semanas después del crimen mientras su asesino evita salir de su celda por miedo

Laura Luelmo, la joven asesinada en El Campillo, ha sido incinerada después de que la jueza diera autorización para que se entregara el cuerpo a su familia. Por su parte, su asesino confeso ha pedido no salir al patio de la cárcel de Sevilla por miedo: no para de recibir insultos y amenazas de otros presos.

La familia de Laura Luelmo ha decidido incinerar su cuerpo en un crematorio en Gibraleón, Huelva. Tres semanas después, la autopsia ya está finalizada.

Su asesino confeso, Bernardo Montoya, permanece en prisión desde el 22 de diciembre. Ingresó en la cárcel de Huelva y el día 28 fue trasladado a una de Sevilla. Está en un módulo de aislamiento.

Entonces no fue bien recibido ahí y ahora no sale de su celda. Y no lo hace por petición propia: por los insultos, abucheos y amenazas que recibe, a diario, del resto de presos desde sus celdas.

Hasta ahora salía al patio solo, cuatro horas diarias. Desayuna, come y cena en su celda y no habla con nadie. Incluso tiene una actitud fría, distante e indiferente hacia los funcionarios.

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