Todo comienza en un parque de Luarca, en Asturias, hace tres años. En plenas fiestas patronales una pareja mantiene relaciones sexuales creyendo que nadie les ve. Alguien lo graba y lo sube a internet. Tiempo después un vecino de Navia, en la misma comarca, ve el video, identifica a la joven como una residente en la localidad y lo difunde entre amigos y vecinos a través de sistemas de mensajería tipo Whatsapp.
El hombre que aparece en la grabación se querella y la juez interroga a más de cien vecinos. Imputa a 23 por la difusión de las imágenes. Pero, ¿es delito difundir un video grabado en un lugar público? “El problema es que este video tiene un contenido especial, tiene un contenido que vulnera la intimidad de esas personas y quien lo difunde también vulnera esa intimidad”, explica el abogado Pablo Uslé.
El Código Penal castiga a quienes capten imágenes para descubrir secretos o vulnerar la intimidad de alguien. Y condena a penas de hasta cinco años de prisión a quienes difundan esas imágenes.
La duda entre los juristas es si puede hablarse de intimidad en unas imágenes captadas en un parque público. “Por mucho que la grabación haya tenido lugar en un espacio público no deja de ser una escena íntima; dos personas manteniendo relaciones sexuales que no han autorizado que se les grave están en una escena perfectamente íntima”.
Otros abogados consideran, en cambio, que no se puede hablar de intimidad cuando los hechos tienen lugar en un lugar público.
La Policía y la Guardia Civil vigilan las redes sociales. Un joven de Murcia es uno de los últimos detenidos. La Guardia Civil le arrestó por lanzar mensajes racistas y sexistas mientras investigaban otros contenidos. Todos somos responsables de lo que difundimos incluso en ámbitos que creemos reducidos.
