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MADRID | ACUSADO DE MATAR A SU MUJER EN SU VIVIENDA

El guardia civil acusado de matar a su pareja: "La pistola era para jugar con mi mujer"

Ha relatado que él tenía el arma reglamentaria en casa, aunque estaba de baja laboral, porque ambos la usaban "para hacer el amor", y que a Sonia "le gustaban las armas y quería ser militar". El Summa y amigos de la víctima aseguran que esa versión no es creíble.

El guardia civil acusado de matar a su mujer de un tiro en la sien ha asegurado que ella se suicidó y que su pistola reglamentaria estaba en casa, aunque estaba de baja, porque la usaban en juegos eróticos. Por el contrario, un médico y un técnico del Summa y una amiga de la fallecida han contradicho esa versión.

La Sección 27 de la Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado hoy la segunda jornada del juicio contra Raúl R. P., quien se encuentra en prisión desde el 7 de junio de 2013 por el asesinato de su mujer, Sonia E.M., ocurrido tres meses antes en el domicilio en el que ambos vivían en Aranjuez, y que finalmente se le imputó.

Durante la mañana de hoy han declarado el acusado, el médico del Summa 112 que atendió a Sonia y el técnico de este servicio que atendió la llamada que hizo el acusado avisando del suceso, así como varios testigos, entre ellos una amiga de la fallecida.

Todos ellos han dudado o han negado que la fallecida pudiera suicidarse. El encausado, que ha llorado varias veces durante su declaración, ha explicado que su mujer "estaba mal" y creía que su hija, que entonces tenía 3 años, no la quería, así como que no era buena madre, y ha explicado que en al menos una ocasión le dijo que tomaba "pastillas para los nervios".

Ha relatado que él tenía el arma reglamentaria en casa, aunque estaba de baja laboral, porque ambos la usaban "para hacer el amor", y que a Sonia "le gustaban las armas y quería ser militar". Ha asegurado que el arma estaba desmontada y metida en el canapé bajo la cama, aunque sin seguro, cuando ocurrieron los hechos, el 10 de marzo de 2013. Cuando su mujer llegó de trabajar esa mañana, dijo que se acostaba, pero al poco tiempo él escuchó una detonación en el dormitorio, por lo que acudió rápido y encontró a la mujer con un tiro en la cabeza.

Entonces retiró la pistola, la desmontó y llamó al 112 "en diez o quince segundos" y fue siguiendo las indicaciones que le dieron para reanimar a su mujer, mientras apartó varias veces a la niña hacia el salón para que no viera la escena, hasta que finalmente la dejó en el salón y cerró la puerta, según ha declarado.

El médico que atendió a Sonia ha explicado que encontró a la mujer recostada sobre el lado izquierdo pero con la cabeza hacia arriba, lo que es incompatible con que hubiese sido reanimada, y junto a un gran charco de sangre coagulada y reseca, lo que indicaba que hacía más de veinte minutos que había muerto.

A preguntas de las partes ha incidido en que no había indicios de que la mujer hubiese sido reanimada y que el lugar en el que quedó la pistola no parecía compatible con un suicidio. En la misma línea, el técnico del 112 que atendió la llamada de Raúl cuando pidió ayuda porque "su mujer se había suicidado" ha explicado que no olvidará la conversación, ya que le dio la impresión de que ese hombre podía haber matado a su mujer: su actitud era de "pánico y arrepentimiento".

"No hacía caso a las instrucciones. Le vi muy tranquilo, como si fuese algo natural", ha relatado el técnico, que ha recordado el "aterrador" llanto de una niña que oía en la llamada. Una amiga de la fallecida ha explicado, sin embargo, que Sonia "tenía ilusiones", "tiraba del grupo" de amigas y quería y era querida por su hija.

Según ella,  simplemente había decidido separarse de Raúl. Ha relatado que éste fue a verla a ella dos días antes de la muerte para pedirle ayuda, porque Sonia le había dicho que le iba a dejar, y le contó que él pensaba estar "casado hasta la muerte" y quería "morir con ella". El juicio continuará mañana con la declaración de veinte testigos.

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