Galicia
Ethan Clay, el tatuador de los peregrinos: "Llegan al estudio unos 60 al día"
Ethan Clay abrió su estudio en la capital gallega hace 2 años y en ese tiempo calcula haber tatuado unas 10.000 conchas de peregrino, nadie quiere quedarse sin el 'último sello' del Camino de Santiago.
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"Yo no lo sabía, un día me llegó un cliente y me preguntó si yo era el tatuador de los peregrinos y ahí empecé a ver que había un montón de gente hablando de mí en redes y grupos del Camino". Ethan Clay explica así, entre risas y humildad, el origen de su fama. Fue una influencer italiana la que le bautizó: "Ella se tatuó conmigo, lo puso en un grupo de Facebook y a partir de ahí la cosa fue creciendo".
Y vaya que si creció. Le llegan clientes de cualquier parte del mundo. Literalmente. El verano pasado tatuaba entre 50 y 60 personas al día, y a las puertas de su estudio las colas eran constantes. "Hay gente que pide cita con un año de antelación y después también hay quien llega por la puerta porque le han hablado de mi por el Camino", explica.
"Me he quedado tatuando hasta las 11 o 12 de la noche"
El boom es tal que acaba de abrir un segundo estudio también en la zona vieja compostelana. "He llegado a quedarme tatuando hasta las 11 o 12 de la noche porque me da mucha rabia que la gente que llega con toda la ilusión se vaya sin su tatuaje". Por eso ha decidido ampliar el equipo: "La intención es garantizar que todo el que quiera se pueda ir con su tatuaje del Camino, sea hecho por mí o por uno de los artistas del estudio".
Un trazo fino difícil de encontrar
Además de ser el tatuador de los peregrinos, Clay es también uno de los tatuadores con el trazo más fino del país. Un trazo muy complicado y muy difícil de encontrar. "Es un tipo de tatuaje complicado, no hay margen de error, si te equivocas ya no hay nada que hacer, por eso no mucha gente se atreve". Por este motivo la demanda crece también entre los clientes locales, los que quieren tatuarse cosas diferentes a las relacionadas con el Camino.
Por esas obras le preguntamos, imaginando que como artista no solo querrá hacer conchas de vieira y elementos propios de los peregrinos. Y es cierto, pero con matices. "Claro que me gusta tatuar otros elementos, pero la verdad es que tatuar peregrinos a mi me encanta, lo disfruto muchísimo", relata. "La gente, muchas veces, hace el Camino para encontrarse a uno mismo, porque está en un momento complicado o para dar gracias. Me cuentan su historia y hay algunas alucinantes. Esa parte me gusta mucho".
Una mezcla entre tatuaje y camaradería que le permite formar parte para siempre de esas historias.
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