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coronavirus

Dos alcohólicos narran su experiencia para que la gente pida ayuda: "Me daba asco mirarme al espejo"

El confinamiento ha traído un inesperado efecto secundario para las personas que padecen alcoholismo. Algunas de ellas han recaído en la enfermedad y otras han sido conscientes del peligroso hábito que han adquirido.

En resumen

  • Las asociaciones de alcohólicos anónimos reconocen que han recibo más peticiones de ayuda

Carlos se emborrachó por primera vez a los 14 años. Desde entonces le han acompañado 3 síntomas: no poder parar de beber, tener lagunas en sus recuerdos y que el alcohol se convirtiera en una obsesión.

"Tenía muchos miedos, y los miedos se me quitaron. Después de la borrachera yo seguía siendo la misma persona con los mismos miedos. Es la enfermedad del autoengaño, la enfermedad el yo controlo, del yo dejo de beber cuando quiera. Ni controlamos ni dejamos de beber cuando queramos. El último que lo reconoce es el propio enfermo", explica él mismo.

Por eso es imprescindible la ayuda, que en las últimas dos semanas se ha incrementado vía telefónica. Luis María Villota, presidente de Alcohólicos Anónimos explica que el confinamiento ha servido para que algunas personas se dieran cuenta de que tenían un problema que antes estaba escondido.

María fue consciente de su adicción con 40 años: "No quería seguir sufriendo cuando llegó un momento que yo quería morirme porque me daba asco mirarme al espejo, me daba vergüenza de mí misma. Si yo hubiera sabido que esto era una enfermedad, lo hubiera podido gestionar de otra manera".

El alcohol actúa como un ansiolítico de bajo coste y fácil acceso. Y para algunas personas ha sido la única compañía durante estos meses en casa. "Ha sido una manera de evadirse de una realidad que se nos hacía demasiado grande, y de la incertidumbre de no saber cuánto iba a durar", señala la psicóloga clínica Clara Giralt.

El alcoholismo es una enfermedad que mata a más de tres millones de personas casa año, 40.000 de ellas en nuestro país. Y, como enfermedad, tiene tratamiento. Ser consciente del problema y querer solucionarlo es el primer paso para dejar de ser una sombra y poder caminar con la ayuda de los demás.