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La Inteligencia Artificial revoluciona la Sanidad: precisión, agilidad y futuro
Diagnóstico más rápido, tratamientos personalizados y una gestión más eficiente: la inteligencia artificial empieza a transformar la atención sanitaria

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Es el concepto de moda: la Inteligencia Artificial. Una tecnología que ya forma parte de nuestra vida cotidiana -en muchos casos, sin que seamos plenamente conscientes- y que utilizamos para tareas tan diversas como planificar un viaje, obtener una respuesta rápida o filtrar correos electrónicos. Pero cuando esta herramienta se aplica al ámbito sanitario, su capacidad de transformación se multiplica. La IA abre un abanico de posibilidades que van desde mejorar la precisión diagnóstica hasta optimizar los recursos del sistema de salud. La pregunta ya no es si debe integrarse en la medicina, sino cómo hacerlo de forma eficaz, segura y ética.
Una aliada en el diagnóstico clínico
Uno de los campos donde la inteligencia artificial ya está teniendo un impacto directo es en el diagnóstico por imagen. Gracias al entrenamiento con millones de datos, los algoritmos pueden detectar patrones en radiografías, escáneres o resonancias que escapan al ojo humano. Esto permite diagnosticar enfermedades en fases más tempranas y con una fiabilidad notable. En algunos estudios, la IA ha igualado -e incluso superado- la capacidad diagnóstica de los profesionales en áreas como la dermatología o la oftalmología.
"En el ámbito asistencial, la inteligencia artificial representa una oportunidad para aumentar la calidad y eficiencia del sistema sanitario", asegura Benigno Rosón Calvo, Subdirector Xeral de Sistemas y Tecnoloxías da Información (SyTIC) de la Consellería de Sanidade y del Servizo Galego de Saúde de la Xunta de Galicia. "Pero debe implantarse de forma responsable, garantizando la supervisión de los profesionales y la protección de los datos de los pacientes".
Uno de los campos donde más avances se han producido es el del diagnóstico por imagen. Radiología y anatomía patológica son dos especialidades en las que los algoritmos de IA han demostrado su utilidad, incrementando la precisión diagnóstica permitiendo intervenciones más tempranas. "El uso de algoritmos en el campo de la radiología ya tienen un largo recorrido y las empresas que los desarrollan han conseguido dotarlos de una seguridad adecuada", subraya Rosón.
Tratamientos más personalizados y empoderamiento del paciente
Otra aplicación clave es la posibilidad de diseñar tratamientos a medida. La IA permite cruzar datos clínicos, genéticos, farmacológicos y de hábitos de vida para ajustar la terapia a las características concretas de cada paciente. Esto es especialmente valioso en patologías complejas como el cáncer o las enfermedades raras, donde los protocolos estándar a menudo no son suficientes.
Además, estos sistemas pueden prever la evolución de una enfermedad, anticipar recaídas o ajustar la medicación en tiempo real, con base en la respuesta del paciente. Una medicina cada vez más individualizada que mejora resultados clínicos y reduce efectos secundarios.
Más allá del ámbito clínico, la IA tiene un enorme potencial para transformar la forma en que los ciudadanos se relacionan con los sistemas de salud: "La IA generativa está llamada a revolucionar la forma en que los pacientes se van a relacionar con las administraciones sanitarias y mejorar su autocuidado", afirma Rosón. En este sentido, los asistentes virtuales jugarán un papel clave, ofreciendo información clara y personalizada sobre consultas médicas, tratamientos prescritos o medidas preventivas.
Esta nueva interacción, más ágil y cercana, permitirá que los pacientes adopten un papel más activo en la gestión de su propia salud, incrementando la adherencia a tratamientos y mejorando los resultados en salud a medio y largo plazo.
Mejora en la gestión del sistema sanitario
En el plano organizativo, la IA ayuda a tomar decisiones estratégicas. Herramientas de predicción permiten anticipar picos de demanda asistencial, evitar reingresos hospitalarios o mejorar la asignación de recursos. Estas mejoras no solo se traducen en una mayor eficiencia operativa, sino también en una mejor experiencia para profesionales y pacientes.
Optimizar agendas médicas, automatizar tareas administrativas, reducir la sobrecarga burocrática de los profesionales y redistribuir recursos de manera más inteligente son avances esenciales en un momento en que los sistemas de salud afrontan el reto de la sostenibilidad y el riesgo de la saturación.
En Galicia, ya se están aplicando sistemas que permiten priorizar pruebas diagnósticas, identificar pacientes de riesgo o monitorizar enfermedades crónicas de forma remota. Todo ello contribuye a una atención más ágil y eficiente.
Apoyo a la decisión clínica
Aunque la IA no sustituye a los profesionales, sí actúa como un potente asistente. Al procesar miles de datos en segundos, puede proponer diagnósticos diferenciales, alertar de posibles efectos adversos o sugerir líneas de tratamiento.
Estos sistemas están pensados como una segunda opinión fundamentada en datos objetivos, siempre bajo la supervisión del equipo médico. "La clave está en que la tecnología sume, no que sustituya", apunta Rosón Calvo. "Es imprescindible mantener el control clínico y garantizar que las decisiones finales sigan en manos de las y los profesionales sanitarios".
Retos pendientes: ética, equidad y privacidad
La incorporación de la inteligencia artificial a la medicina también plantea desafíos. Es fundamental que su desarrollo se acompañe de marcos legales y éticos sólidos, que protejan la privacidad de los datos de los pacientes y aseguren un uso justo de la tecnología. Además, es necesario formar a los profesionales en el uso de estas herramientas y promover su implementación de manera equitativa en todos los niveles del sistema sanitario.
Lejos de un escenario novelesco de ciencia ficción, la inteligencia artificial permite avanzar en un objetivo básico: el de una atención personalizada, con mayor calidad y agilidad en el diagnóstico y selección del mejor tratamiento para cada paciente. No es una promesa de futuro: es una realidad que ya está cambiando la forma en la que se ejerce la medicina. Lo importante ahora es garantizar que ese cambio se traduzca en una atención más humana, más precisa y más accesible para todos.
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