Una persona practica natación en la piscina del pabellón Esperanza Lag de Elche.

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Agresión sexual

El duro relato de Sarah Ehekircher, una exnadadora que sufrió agresiones sexuales de su entrenador durante años

Sarah Ehekircher es una exnadadora estadounidense que sufrió abusos durante años por parte de su entrenador, Scott MacFarland: "Juegan con el sueño de los niños de llegar a unos Juegos Olímpicos para conseguir que hagas cosas que no te imaginabas".

Sarah Ehekircher es una exnadadora estadounidense que sufrió agresiones sexuales durante años por parte de su entrenador, Scott MacFarland. Ella ha contado su terrible experiencia al medio británico 'The Guardian' y revela que estuvo a punto de suicidarse.

Sarah Ehekircher explica que su entrenador se aprovechó de su entorno familiar desestructurado (su madre falleció cuando tenía 13 años y su padre le echó de casa si no dejaba la natación) para agredirla sexualmente: "Todo en lo que podía pensar era en ir a los Juegos Olímpicos. Ese es el sueño que los entrenadores ponen en los ojos de los niños, un sueño que aprovechan los entrenadores con malas intenciones para utilizarlos en su beneficio, preparándolos con la promesa de convertirse en un gran nadador mientras te derrotan y consiguen que hagas cosas que no te imaginabas. Los entrenadores utilizan comportamientos depredadores para que los niños hagan cualquier cosa que les pidan. Lo sé porque me pasó a mí".

Al ser echada de su casa, MacFarland (su entrenador) le pidió que se mudara con él: "Todo el mundo sabía que vivía con un hombre de unos 30 años, pero nadie me preguntó si estaba bien o si estaba mal. Los otros niños estaban todos enfocados en ganarse la aprobación del entrenador y sus padres estaban demasiado preocupados por el desempeño de sus hijos".

Y cuando comenzó la convivencia con su entrenador, empezó a abusar de ella emocionalmente: "Tenía una balanza en la cocina y quería que me pesara antes de comer. Después del entrenamiento, me obligaba a montar la bicicleta estática en casa durante al menos dos horas.", explica. "Al poco de mudarme con él, me violó mientras estábamos en una competición de natación. No le di mi consentimiento", prosigue. "Cuando me dieron una beca de natación para la Universidad de Arkansas, me dijo que no podía volver a casa por Acción de Gracias si pesaba más de 125 libras (unos 56 kilos de peso). La idea era acabar con la confianza en mí misma porque eso le hizo más fácil abusar sexualmente de mí", afirma.

Sarah Ehekircher explica que, cuando le han preguntado que por qué no denunció cuando sucedió todo, afirma: "Porque tenía miedo y no tenía a dónde ir. Me daba un alojamiento, me pagaba la comida, la ropa y los viajes para poder competir en natación, la parte más importante de mi vida. Además, ¿qué otra opción tenía?".

Abortos traumáticos e intento de suicidio

Sarah Ehekircher asegura que tuvo que abortar en dos ocasiones: "Durante la Navidad, me vi obligada a decírselo a mi entrenador de la universidad y él me llevó de regreso a Colorado para que pudiera tener un aborto. Ocho meses después, tendría un segundo embarazo con MacFarland", afirma. "Los abortos fueron la parte más dolorosa y traumática de mi vida", confiesa.

Esta dura situación le llevó hasta tal punto que estuvo a punto de quitarse la vida: "Durante la década de los 90, el coste emocional de esta relación 'sexual' completamente disfuncional e intermitente, envió mi vida a una espiral descendente. En 1999, fui hospitalizada en Virginia después de mi primer intento de suicidio serio".

Lo denunció en varias ocasiones

En 2004, explica que comunicó todo lo que le había sucedido a John Leonard, miembro del grupo de trabajo sobre abusos sexuales de equipo de natación de Estados Unidos (USA Swimming): "En lugar de ayudarme, o denunciar mi abuso ante la justicia, o enviar mi informe al grupo de trabajo, me dijo que yo no era el único caso, que sucede todo el tiempo, que debería simplemente superarlo".

En 2010, volvió a presentar otra denuncia ante la entidad y ahí, MacFarland admitió haber tenido una relaciones sexuales con ella: "Pero dado que no habría una regla que prohibiera las relaciones entre el entrenador y el nadador hasta 2013, y dado que mi abogado designado trabajaba para el bufete de abogados de USA Swimming en ese momento, no fue una sorpresa que mis acusaciones no se consideraran creíbles y era demasiado tarde para buscar reparación en los tribunales civiles".

Sarah Ehekircher deja una reflexión final: "Lamentablemente, mi historia es una de muchas. La gran mayoría de los atletas abusados ​​no se encuentran en el nivel olímpico, lo que significa que sus historias no generan la masa crítica de cobertura mediática necesaria para forzar cambios significativos en estas organizaciones".