El
mercado de trabajo es –claramente- uno de los puntos débiles de la economía
española. Así comienza este informe que analiza con detalle cómo es nuestro
mercado laboral, tanto en cuestión de salarios como en lo que se refiere a
otras cuestiones no monetarias que también influyen –y mucho- en la calidad de
los empleos: estabilidad, cualificación, oportunidades de desarrollo
profesional, horarios, duración de la jornada laboral o la posibilidad de
conciliar la vida laboral con la familiar.
A
cada uno de estos aspectos se le asigna una puntuación y la suma final sitúa a
España en el penúltimo puesto en el Indicador de Calidad del Empleo de entre 15
países de la Unión Europea, en torno a un 10% por debajo de la media. El peor
posicionado es Grecia (-18%) mientras que el país que mejores empleos ofrece a
sus trabajadores es Finlandia, seguido de Países Bajos y Bélgica.
En
el caso de nuestro país, dentro de esos aspectos que miden la calidad laboral,
las peores puntuaciones corresponden a la calidad de los contratos de trabajo
(por la elevada tasa de temporalidad principalmente) y a las perspectivas de
desarrollo profesional que suele tener el empleado español.
Tecnología y digitalización
Según
otro de los artículos publicados en Panorama Social, publicado por FUNCAS, la
solución a los problemas que históricamente afectan a nuestro mercado laboral
pasa necesariamente por un cambio en el modelo productivo, un cambio basado en
el despegue de las nuevas tecnologías digitales.
Desde
muchos sectores existen aún dudas y preocupaciones por la posibilidad de que lo
digital ponga en riesgo el futuro de los empleos. Pero los datos que se
disponen previos a la pandemia demuestran que las nuevas tecnologías, la
automatización o la inteligencia artificial aplicados en el ámbito laboral
mejoraron ligeramente las cifras de calidad en el empleo, tanto en España como
en el resto de países europeos.
La
penetración de lo digital en el mercado de trabajo, asegura el artículo, no
tiene por qué suponer una reducción del empleo humano pero sí un cambio en sus
condiciones. La tecnología - como ha demostrado la aplicación masiva del
teletrabajo durante la pandemia- permite condiciones laborales más flexibles
tanto en horarios, duración de las jornadas o seguridad en el empleo, y eso se
debería traducir en un mayor bienestar del trabajador y en una mayor calidad en
el empleo.
La
pandemia ha acelerado de forma considerable algunos de estos cambios pero los
autores del estudio insisten: ''el mercado de trabajo español tiene todavía un
margen sustancial para mejorar en calidad de empleo'' y abandonar así los
últimos puestos del ranking europeo.