Marcos, Ángel y César Ramírez son las tres nuevas promesas del Ballet Nacional de Cuba. Son trillizos y cuando se les ve ensayando y vestidos con el mismo atuendo es difícil distinguirlos. Además de tener los mismos ojos, el mismo corte de pelo, y la misma complexión física, comparten un sueño: quieren triunfar como bailarines.
Para conseguirlo ensayan doce horas al día en la Escuela Nacional de Ballet de La Habana. Sus entrenadores aseguran que los tres tienen talento suficiente para convertirse en bailarines profesionales.