Estreno 'Extraña forma de vivir'

Pedro Almodóvar: "No voy a llegar a la edad de Clint Eastwood haciendo películas"

El director manchego estrena en cines ‘Extraña forma de vivir”, un cortometraje protagonizado por Pedro Pascal y Ethan Hawke. Este western gay supone el último empujón para rodar en 2024 su primer largometraje en inglés.

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Libros. Estanterías llenas de libros, de premios y de fotografías. El despacho donde Pedro Almodóvar nos recibe es un retrato a pequeña escala de su universo. En las alforjas de este vaquero manchego de 73 años, nos confiesa, nunca faltarán "libros, cuadernos para escribir y música".

Se le ve contento porque lleva las riendas de su carrera, "soy totalmente dueño de la obra que hago", y quizá lo único que le preocupa es "hasta cuándo podré seguir haciendo cine, porque estoy seguro de que no voy a llegar a la edad de Clint Eastwood haciendo películas". En parte, porque Almodóvar tiene "una operación de espalda que me impide físicamente tener tanta movilidad".

Eso no le va a impedir rodar en Nueva York su primera película en inglés la próxima primavera. Ni tampoco mirar con cierta esperanza el sector cultural en nuestro país. "Han irrumpido con mucha fuerza nuevas generaciones, especialmente femeninas". Almodóvar recién llegado de Cannes está dispuesto a este duelo. Desenfundamos.

Entrevista a Pedro Almodóvar

Pregunta: En su día te ofrecieron dirigir ‘Brokeback Mountain’, pero al final rechazaste hacerlo, ¿te has quitado con este cortometraje de vaqueros gays esa espinita clavada?

Respuesta: Una vez que digo no a un proyecto trato de no obsesionarme, porque es lo más sano. Y aunque éste es un proyecto totalmente independiente de esa película -los personajes de 'Brokeback Mountain' eran más bien pastores, los míos son pistoleros de verdad-, sí que hay una frase que me ha servido de inspiración. Jake Gyllenhall le propone a Heath Ledger comprarse un rancho, empezar a cuidar ganado, y entonces Heath Ledger le dice '¿pero qué van a hacer dos vaqueros en un rancho?'. En esta película se da respuesta a esa pregunta.

P: ¿Entonces este cortometraje es una historia que te lleva rondando desde hace muchos años?

R: El proyecto nació, como otros muchos de mis proyectos, con diez, doce o quince páginas escritas en mi ordenador y después dejando todo archivado. Ese primer borrador era muy teatral, de hecho pensaba hacerlo en un escenario, como un microteatro, una conversación de dos tíos que acaban de estar toda la noche bebiendo y haciendo el amor. Y, mientras se visten, hablan cada uno de su situación. Ambos son muy distintos, han disfrutado mucho durante la noche, pero uno de ellos es sheriff, el otro es ranchero, han tenido una aventura pasada, entre vino y putas mexicanas cuando pertenecían a un grupo de pistoleros, estilo al de 'Grupo Salvaje', de Sam Peckinpah.

'Extraña forma de vivir' habla del reencuentro de estos dos personajes. Lo primero que escribí fue la escena oral, que es muy larga, que es el centro de la película, porque no he visto nunca en este género, absolutamente masculino, que dos hombres hablen de sus propios deseos, de sus mutuos deseos carnales.

P: Algo que no es para nada habitual en un Western…

R: Para nada. Disfruté mucho escribiéndola y la dejé así como un diálogo entre dos cowboys mientras se visten. Poco después me encontré con Anthony Vaccarello, diseñador de Yves Saint Laurent, y me propuso hacer algo juntos. Ya habían hecho una película con Gaspar Noe, e inmediatamente pensé en ese diálogo de vaqueros y me puse con ello. Los dos personajes, una vez que se encuentran, tienen segundas intenciones. No es solo una película romántica acerca de dos cowboys. Hay pistolas, duelos, un enorme desierto y otros elementos clásicos del género. Pero el territorio del deseo carnal entre hombres es algo totalmente inexplorado dentro del Western, y en esa época y en esa épica hay un vasto territorio por explorar. Y es lo que me he atrevido a hacer, humildemente, con este corto, que para mí era un capricho.

P: Acabas de anunciar que vas a rodar tu primer largometraje en inglés. ¿Este cortometraje ha servido para darte el ‘empujoncito’ que te faltaba?

R: Se han unido muchas circunstancias, como buen manchego no doy puntadas sin hilo. Los dos cortos que he rodado en inglés han sido, sin duda, un aprendizaje para enfrentarme al rodaje en inglés de un largometraje. Si el primer corto con Tilda (Swinton) hubiera visto que la comunicación era un infierno, porque soy muy oral con los actores, los dirijo exhaustivamente, me hubiera dado miedo. Pero los dos cortos sí que me han dado la confianza para poder enfrentarme a un largometraje.

Eso no quiere decir que después salga bien, pero que al menos el problema de la lengua ya no existe. Hace dos años sí. De hecho, he dicho que no a varios proyectos porque no me creía capaz, uno de ellos un guión mío sobre el libro 'Manual para mujeres de la limpieza', de Lucía Berlín. Pero con este largo ya estamos en la preproducción. Será en inglés, transcurre en Nueva York, será una película de nuestro productor, 'El Deseo', con pocos personajes, íntima, y de nuevo sobre el universo femenino.

P: Hecho un western y en marcha un largometraje en inglés, ¿te queda algún reto pendiente?

R: Sí, claro, me quedan todos los retos. Me queda el reto de seguir haciendo cine, el cine que quiero hacer. Soy totalmente dueño de la obra que hago. De lo que no soy dueño es del tiempo ni de su efecto devastador. Mi preocupación es hasta cuándo podré seguir haciendo cine, porque estoy seguro de que no voy a llegar a la edad de Clint Eastwood haciendo películas. Entre otras cosas porque yo le veo caminar a él -aunque en la última película ya no camina mucho- y mi caso es distinto porque tengo una operación de espalda que me impide físicamente tener tanta movilidad.

Después está la cabeza, la lucidez, que no sé hasta cuando me durará. Mi deseo es seguir haciendo películas y, algo que he descubierto al rechazar a 'Manual para señoras de la limpieza' con Cate Blanchett, que sean películas de bajo presupuesto. Me siento mucho más libre y más independiente haciendo películas íntimas con cuatro o cinco personajes, pocos decorados y un presupuesto modesto. Modesto si lo comparas con los presupuestos de Estados Unidos. Y en eso estamos.

P: En ‘Extraña forma de vida’ vuelves a manifestar esa obsesión por los objetos -hay una escena con un cajón lleno de calzoncillos perfectamente ordenados muy ilustrativa- que está presente en gran parte de tu filmografía. Si fueras un vaquero que se retira a un rancho, ¿qué objetos llevarías en tus alforjas?

R: En mis alforjas llevaría libros, también llevaría cuadernos, para poder escribir, claro. Y también llevaría música. Pero creo que la gran compañía, según pasa el tiempo, está en la lectura. Otra compañía te puede fallar, puede torcerse, puede tomar otra dirección, pero eso no ocurre con los libros. Siempre habrá libros, y siempre va a haber libros nuevos. Estoy además en una edad en que siento deseos de leer libros antiguos, clásicos, me apetece volver a leerlos. Creo mucho en la Gran Lectura, esa con la que el tiempo no puede hacer nada, incluso la revaloriza y le da vida.

P: Con un libro de relatos recién publicado, ‘El último sueño’, y un cortometraje en salas, ¿qué diagnóstico haces del sector cultural en estos momentos en nuestro país?

R: Creo que desde que me vine a Madrid en 1970 y empecé a hacer cine, nunca ha habido una gran voluntad política de ayuda a la Cultura en España. Sí que recuerdo que, en los años 80, hubo una ley de Pilar Miró que ayudó a que muchos autores pudieran hacer películas con temáticas propias, sin pensar en un productor que se la tuviera que pagar, sino que dio la posibilidad de que los directores produjéramos nuestras propias películas. Fue un gran paso.

Ahora, aunque no conozco muy bien la última Ley del Cine, de esa se encarga más mi hermano Agustín, sí que veo que el Liberalismo rampante que hay, no digo en España, en el mundo entero, no propicia la llegada de nuevos directores. Eso me parece que es como de pronto atentar contra el futuro, porque son los nuevos realizadores los que van a darnos pistas de qué temas van a interesar y de qué modos van a interesar. Ahora mismo el cine absolutamente independiente, el cine por ejemplo que hace Carlos Vermut, es un cine condenado a la precariedad.

P: Pero tampoco el panorama es tan negro, ¿verdad?

R: Afortunadamente veo que, en la literatura y el cine, están llegando nuevas generaciones, especialmente femeninas. Han irrumpido con muchísima fuerza y eso me crea una gran esperanza. Además, son muy distintos los caminos que han elegido: las escritoras, por ejemplo, son durísimas. Un ejemplo vemos en Eva Baltasar o Sara Mesa. Son maravillosas escritoras, pero verdaderamente con un par… Sus obras son muy duras y muy buenas. Y las cineastas están volviendo a los pueblos, desde un punto de vista muy interesante y nunca hecho antes.

La realidad y la cultura acaba acaba filtrándose por las pocas rendijas que tienen, aunque no haya una ley adecuada. El cine español va creciendo, va siendo mucho más igualitario. A mí me gustaría que para hacer una película puntuara el hecho no solo de ser mujer, sino también de ser debutante, o de que trabajes con cuatro amigos que no son conocidos ni tienen ayudas para salir al mercado. Son con lo que tú quieres trabajar.

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