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RESTAURACIÓN DE OBRAS EN EL REINA SOFÍA

Así recuperan los grandes cuadros su tono y luz originales

Restaurar una obra de arte es costoso, complejo y, a veces, supone años de dedicación. No obstante, ha habido muchos avances en este terreno y para que las obras puedan recuperar la luz y sus tonos originales, han de pasar un riguroso proceso de restauración.

Los secretos de las obras maestras se analizan con las técnicas más sofisticadas y se tratan las heridas que el tiempo y los malos restauradores les han causado.

Nada más llegar, el primer diagnóstico del singular paciente se consigue a través de un robot que recorre la superficie del cuadro a nivel milimétrico.

Después del estudio fotográfico que detalla el estado del cuadro, llega el de la fluorescencia ultravioleta, que detecta las aportaciones posteriores al original.

Una vez que se tienen estas dos valoraciones, la obra pasa por la radiografía de infrarrojos, que informa sobre el dibujo subyacente a la imagen y por el laboratorio químico, donde se le realiza todo tipo de análisis que sean precisos.

Es la desconocida y particular analítica completa que se le hace a una obra de arte antes de ser expuesta

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