Halloween 2020: 3 historias de miedo para contar en la oscuridad

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Historias de miedo

Halloween 2020: 3 historias de miedo para contar en la oscuridad

Contar historias de miedo a tus familiares o amigos este Halloween 2020 es un plan perfecto para evitar las fiestas y los contagios por coronavirus.

Las anécdotas, las leyendas de terror largas, las historias de miedo basadas en hechos reales, los relatos misteriosos, los sucesos paranormales… Cualquier narración terrorífica es bien recibida la Noche de los Muertos, la del 31 de octubre. ¿Quién no ha contado estas leyendas, reales o imaginarias, a familiares o amigos en alguna ocasión?

Si cuentas estas historias de miedo en una habitación cerrada, decorada con velas, telarañas, sábanas simulando fantasmas, etc. seguro que estas historias de terror 2020 no dejarán indiferente a nadie, ya sean fantasía o realidad. ¿Quieres descubrir tres historias de miedo terroríficas para contar la noche de Halloween 2020?

Historias de miedo para no dormir este Halloween 2020

Hay historias de miedo que dicen que han ocurrido realmente, otras que son una invención (pero atemorizan a los oyentes de forma sublime), otras que son anécdotas que les han ocurrido a algunos seres queridos… Todos los años, la noche de Halloween estas leyendas recobran vida y son narradas de grupo en grupo. ¡Este Halloween 2020 no será menos!

A continuación, mostramos tres historias que te sorprenderán y estamos convencidos de que las contarás la Noche de los Difuntos. Dos de ellas son menos conocidas, pero la última es un clásico basado en un supuesto hecho real que nunca defrauda. ¡Comenzamos!

Verónica

La leyenda de Verónica es de las más populares en España. De hecho, su historia fue llevada al cine por el director Paco Plaza. En los años 90, una adolescente participó en una sesión de Ouija con amigas sin tomárselo demasiado en serio, tras ello, falleció en extrañas circunstancias.

Desde este momento, sus padres no podían dormir tranquilos porque en la casa no paraban de suceder fenómenos paranormales sin ninguna explicación: puertas que se abrían solas, ventanas, ruidos raros…

El inspector de policía, que estuvo a cargo del caso, afirmó que presenció en primera persona todos estos actos. Pudo oír y observar, con sus compañeros, cómo una puerta de un armario perfectamente cerrada se abrió de forma súbita y totalmente antinatural. Asimismo, en el informe detalla que los crucifijos de la casa no paraban de dar vueltas y que una enorme figura no identificable apareció de repente en el pasillo.

Este es el primer caso en el que se expone en un informe policial que hubo fenómenos paranormales.

La isla de las muñecas

Hay una isla en Ciudad de México en la que reinan miles de muñecas antiguas. Abandonadas a modo de ofrenda, algunas de sus cabezas se exhiben clavadas en estacas y otras permanecen colgadas de los árboles.

Esta historia sucedió en 1950, cuando el propietario del terreno encontró el cuerpo de una joven que había fallecido ahogada cerca de su propiedad. Seguidamente, empezó a vivir episodios paranormales: voces, pasos, llantos…

Después de esto, decidió colocar las muñecas por la isla para ahuyentar al espíritu maligno que creía que le perseguía. Su obsesión llegó hasta tal punto que pasaba las horas buscando muñecas en la basura y por todas partes.

Este hombre falleció en 2001 cuando se encontraba a orillas del río, justo después de comentarle a su sobrino que una sirena quería acabar con su vida...

La leyenda clásica por excelencia en la noche de Halloween

Si hablamos de historias de miedo, lo más probable, con toda seguridad, es que la primera que te venga a la cabeza es la chica de la curva, ¿la conoces?

La chica de la curva

Era una noche fría y lluviosa. Un hombre, al volver del trabajo a su casa por la carretera de las Costas del Garraf, agudizaba sus sentidos porque su coche perdía estabilidad en el asfalto debido al temporal. Por este motivo, redujo la marcha.

En ese momento, vio a una chica que esperaba inmóvil a que algún conductor la subiese a su vehículo y la llevara a su destino. Sin dudarlo, el protagonista frenó y la invitó a subir a su vehículo. Llevaba un vestido blanco de algodón manchado de barro y su pelo estaba revuelto y enredado, quizá por la lluvia.

Después de una larga conversación, ella le pidió al conductor que redujera la velocidad porque era una curva muy cerrada. El hombre siguió su consejo y le dio las gracias por avisarle. Ella, con mucha frialdad, le contestó: “No me lo agradezcas, es mi misión. En esa curva me maté yo hace más de 25 años. Era una noche como ésta.” Cuando fue a mirarla, la joven ya no estaba, pero el asiento aún seguía caliente y húmedo.