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UNA LLAMARADA 20 VECES SUPERIOR A LA TIERRA

La tormenta solar obliga a desviar vuelos y podría bloquear las comunicaciones

La tormenta solar anunciada por los científicos ya ha comenzado a tener efectos en nuestra vida cotidiana. Por el momento ha obligado a desviar varios vuelos que atravesaban el Ártico.

Se trata de la tormenta más potente desde 2005 y que, además, ha teñido de ultravioleta el cielo del planeta.

Según informa la Administración Nacional de los Océanos, su pico máximo de la explosión se producirá este martes por la tarde.

Esa llamarada, que puede ser 20 veces más grande que la Tierra, podría provocar una gran tormenta geomagnética y causar problemas en los satélites y redes de comunicaciones.

Según han explicado los expertos, los satélites de observación captaron este lunes una eyección de masa coronal salía de esta mancha en dirección a la Tierra. La explosión ha sido visible, con minutos de diferencia, en Australia, Nueva Zelanda, China e India, en forma de ionización.

Según las mediciones realizadas por el Goddard Space Weather Lab de la NASA, la llamarada solar ha registrado "una gran velocidad".

Los expertos no creen que exceda de una mera tormenta
Además, se ha detectado un evento en la Capa de Absorción Polar sobre el Antártico, lo que suele ser indicio de que la tormenta geomagnética es de categoría superior, por lo que esta llamarada podría ser más potente de lo que se creía, según ha informado el Observatorio de Clima Espacial.

Así, en el Antártico se ha detectado una fuerte ionización de la ionosfera polar, un evento que es común en tormentas de categoría G3 (se miden en una escala del 1-5). Este dato llevaría ahora a revisar algo al alza las previsiones iniciales de G1-G2 que este lunes dieron el SIDC y la NOAA.

El Observatorio de Clima Espacial ha subrayado que, "a pesar de la fuerte tormenta de radiación que ha precedido a la llegada de la llamarada, y a pesar del fenómeno Antártico, no hay motivos para pensar que este fenómeno exceda de una mera tormenta geomagnética fuerte", no "severa".

Además, señala que no debe ser "de ninguna manera motivo de preocupación", si bien reconoce que podría tener "alguna incidencia en cuanto a las operaciones satelitales o la regulación del tráfico aéreo en muy altas latitudes".

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