Los alumnos de la escuela de circo se reúnen todas las semanas en diferentes barrios de Las Palmas de Gran Canaria
A veces la estética de Halloween puede convertirse en la excusa perfecta para que los más jóvenes se diviertan mientras aprenden valores. Es lo que plantean los chicos de la escuela de circo que todas las semanas reúnen a niños y jóvenes de diferentes barrios de Las Palmas de Gran Canaria. En esta ocasión, cambian las acrobacias y los malabares por los zombis y los gritos de terror.
Para conseguir un auténtico circo del terror, son indispensables una serie de elementos. El primero, un buen maquillaje que nos dé este aspecto cadavérico.
El segundo, los movimientos precisos para ser un muerto viviente convincente.
El tercero, ganas de pasarlo bien, justo lo que ocurre en este taller de la casa de la juventud en Las Palmas de Gran Canaria.
Pues sólo nos queda un detalle para inspirar el más profundo terror: esa frase de película que termina convirtiéndose en nuestra peor pesadilla
¿No me digan que no es para morirse de miedo?
