Morante de la Puebla

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FERIA DE FALLAS | 19 DE MARZO

Finito y Morante paran el tiempo, Juli y Manzanares ponen el ritmo

El Juli cierra su paso por Fallas con dos salidas a hombros consecutivas tras sendas lecciones técnicas, y tácticas. Manzanares enlota lo menos bueno pero corta una oreja. Finito y Morante ponen la nota más artística de una corrida ‘monstruo’ en la que los garcigrandes dieron juego dispar.

Aún conmocionada por la cogida a Enrique Ponce, que habría abierto el cartel, la plaza de Valencia saludó con su lleno la corrida ‘monstruo’ que cerraba la Feria de Fallas 2014.

No empezó bien la tarde para Finito, que entre el peso de sustituir al de Chiva en ‘su casa’ y el manso imposible que salió en primer lugar, rajado hasta lo imposible, pese al buen hacer de Chicote con el capote y el propio Juan Serrano.

En la muleta fue una quimera dar un muletazo al de Garcigrande. A la defensiva, andando y defendiéndose sin acometer, fue milagro que no se fuera vivo a corrales. Tuvo paciencia Finito, y solventó la situación de hábil estocada.

Lo mejor de la tarde, al menos lo más profundo y artístico, llegó también de la mano de Finito. El quinto de Domingo Hernández sí hizo honor al origen, y fue bravo y colaborador. Templadísimos muletazos, eternos los naturales dirigidos por una muñeca privilegiada. Una faena enmarcable. En momentos inolvidable. Oreja.

El triunfador de la tarde fue, como tantas, El Juli. Poderoso en todos los tercios, fajador y técnico con el complicado segundo. Un toro que tuvo siempre un ojo en chiqueros, pero que humilló y embistió bien llevado lejos de las querencias. Faena de manual, por ambos pitones, y estocada certera y ejecutada en rectitud.

Dos orejas paseó Julián, por una faena en la que supo medirlo todo –dejó crudo al toro en el caballo-, desde el saludo, tirando de técnica y cabeza difíciles de igualar.

Al séptimo le quiso recetar El Juli mismo tratamiento, pero le salió otro de los garbanzos negros de la corrida. Al contrario de los anteriores, éste no se vino arriba en el último tercio. Cobró el madrileño otra estocada, y escuchó una cariñosa ovación.

Morante quedó inédito con la muleta en el primero de su lote, un marrajito que sólo se movió en el capote, donde el sevillano lo durmió y lo meció a la verónica en una réplica al quite por chiquelinas de El Juli.  No se escondió el de La Puebla en el último tercio, pero a contra estilo nada pudo componer. Mató como pudo y esperó al sexto.

Y a ese antepenúltimo toro, lo meció de nuevo Morante volando el capote en interminables verónicas, dando doble ración de réplica al quite de Julián, pues cerró el tercio con  primorosas tafalleras a pies juntos.

En la muleta, anduvo el sevillano como siempre –en artista- y como nunca –peleando cada serie- firmando una faena para saber verla, y saborearla. Lástima de tarde negra con los aceros. Formidable lección de temple y torería.

José Mari Manzanares no entregó la cuchara en tarde de cuatro ‘monstruos’, que también se había sumado un gran Finito. Al cuarto de tan larga tarde, un toro bravo pero con genio y muchas teclas, lo pudo el alicantino a base de colocación y cabeza. Apretaba el de Domingo Hernández, y se colaba. Tanto, que a punto estuvo de llevársele por delante.

Lo atronó Manzanares, como siempre con un estoconazo que se hundió en el ‘hoyo’ a velocidad pasmosa. Ni se enteró el toro, ni del todo la plaza. Ni el presidente, que en feria de amables triunfos, sólo concedió una oreja.

Cerró Manzanares el largo festejo con el último lidiado a nombre de Domingo Hernández. Un punto aburrido y sin clase, lo llevó y lo trajo con razonable éxito el de Alicante. Agil de cabeza y recursos, atacó Manzanares al final, especialmente al natural, para redondear la faena. Pinchó esta vez. A veces pasa, también a él.

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