El murciano Rafael Rubio "Rafaelillo", durante su faena con la muleta a "Madroño", de la ganadería de Adolfo Martín

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FERIA DE FALLAS 2016 | 13 DE MARZO

Sendas orejas para Rafaelillo y Paco Ureña entre gritos de ¡Libertad! en Valencia

Los diestros murcianos Rafaelillo y Paco Ureña cortaron una oreja a cada uno a los toros de Adolfo Martín lidiados en Valencia, entre los gritos de ¡libertad! de gran parte de los aficionados que habían participado en la gran manifestación protaurina previa al festejo.

La jornada de festiva reivindicación taurina vivida en Valencia duró hasta la caída del sol, justo cuando los matadores de la tercera corrida del abono fallero abandonaban en ruedo y los aficionados plegaban las pancartas y las banderas que agitaron con entusiasmo desde bien entrada la mañana.

Pero la corrida no pudo ser el triunfal fin de fiesta que merecía la ocasión, en tanto que a los toros de Adolfo Martín les faltó un mayor brío para dar emoción y nivel a las faenas de tres toreros ya especializados en la lidia de este encaste, única excepción de una feria dominada, ganaderamente hablando, por la sangre Domecq

Con todo, los dos murcianos del cartel, Rafaelillo y Paco Ureña, pasearon sendas orejas por dos trasteos de diferente mérito, que sirvieron para que en los tendidos volvieran a surgir espontáneos los gritos de libertad que se habían estado escuchando en la manifestación que recorrió horas antes las calles de Valencia.

El primero de esos dos trofeos fue para Paco Ureña, de un tercer toro de poco empuje pero al que, sin poder ligar los pases, hizo tomar la muleta a base de mucha sinceridad en los cites y de suavidad en las muñecas.

Con la molestia añadida del viento, fue una faena de más a menos en intensidad, al igual que las energías de un toro que, cada vez con arrancadas más cortas, acabó por prender, campanear y derribar a Ureña, aunque sin llegar a herirle, antes de morir de una estocada de rápido efecto.

La otra oreja se la llevó Rafaelillo del cuarto, que fue el animal de más calidad y entrega en su comportamiento. Embistiendo con el hocico a ras de arena desde su salida, el de Adolfo se arrancó franco y alegre al caballo de picar, al que empujó con fijeza, despertando así muchas expectativas para la faena de muleta.

Rafaelillo, en cambio, le castigó muy tajantemente en la apertura de un trasteo convertido de repente en un tenso cuerpo a cuerpo que duró hasta que el diestro se templó y aplicó una mayor sutileza, logrando así aprovechar con la mano izquierda las buenas embestidas que aún le quedaban al animal.

Y como además mató de una gran estocada, entrando despacio y en rectitud, el público solicitó para él un segundo trofeo que el presidente acertó en no otorgar.

Ni Rafaelillo ni Ureña pudieron hacer mucho más con los otros toros de su lote: un primero afligido a las primeras de cambio y un sexto feo y destartalado sin voluntad de emplearse.

Como tampoco brilló el sevillano Manuel Escribano, quien, tras banderillear de manera anodina, se aplicó con oficio con un segundo muy apagado y con un quinto noble pero con el que se estrechó poco.

FICHA DEL FESTEJO.-

Rafael Rubio "Rafaelillo": silencio y oreja con petición de la segunda, tras aviso.
Manuel Escribano: silencio tras aviso y ovación.
Paco Ureña: oreja y silencio tras aviso.

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