El amplio dispositivo de la Guardia Civil ha permanecido en la zona para evitar que los encaramados pasaran a Melilla, mientras la frontera de Barrio Chino se encuentra cerrada todo este tiempo por motivos de seguridad, lo que ha interrumpido el tránsito peatonal de cientos de marroquíes que acuden a realizar compras a la localidad española para luego revenderlas en su país.
Son entre 30 y 40 subsaharianos los que han resistido sentados sobre una barra de hierro de la primera de las dos vallas que separan la ciudad española de Marruecos, a seis metros del altura, en distintos tramos cercanos al puesto de Barrio Chino.
Los efectivos de las unidades de la Comandancia en Melilla y reforzado con los módulos de la ARS destinados a la ciudad colocaron escalares para intentar convencer a los migrantes que descendieran de la alambrada y desistieran de su actitud, para así volver al interior de Marruecos, pero estos se negaron hasta que bajaron ocho horas después.
El centenar de inmigrantes que logró saltar la valla están siendo atendidos en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), salvo uno de ellos que ha tenido que ser trasladado en ambulancia al Hospital al presentar una fractura abierta de tibia y peroné y esta pendiente de ser operado.
Las fuerzas auxiliares de Marruecos han intentado frenar al numeroso grupo pero al tratarse de una zona poblada han visto su labor dificultada por las barreras arquitectónicas. El dispositivo desplegado por la Guardia Civil, compuesto por unidades de su Comandancia en Melilla y reforzado con los módulos de la ARS destinados a la ciudad para el refuerzo fronterizo, con ayuda de las Fuerzas Auxiliares Marroquíes ha conseguido que no entrara la totalidad del grupo.
